Cosechando nuevas caras (Libre)

Arjen no dejaba de sonreír, por cada palabra o movimiento que el mayor pudiera hacer, quería de cierta manera que se sintiera como un rey atenderlo como se debía, Arjen se sentía en deuda con el pelirrojo no solo por su protección durante el viaje si no por darle una muestra de un cariño diferente, de sensaciones nuevas que aun recorrían cada rincón de su piel nívea.
Sorprendido se vio cuando fue alzado en vilo por aquellos fuertes y reconfortantes brazos, pegando sus manos de nuevo al pecho del mayor acomodándose como un niño o una princesa indefensa contra el torso de su fiel caballero; tan indefenso podía sentirse junto a ese apuesto hombre, su mirada se oculto por unos segundos mientras entraban al cuarto de baño dejándose hacer por completo del otro, apenado se sintió cuando de los brazos ajenos fue separado, quedándose sentado sobre aquel taburete cubriendo o tratando de cubrir con sus manos aquella parte intima de su cuerpo; a pesar de que Annen ya le había visto completamente desnudo.

-Muchas gracias Annen… eres…-se quedo a medias de sus palabras, pues su mirada se quedo plasmada, hipnotizada por aquel cuerpo ajeno, sus músculos, flexionándose o tensándose conforme hacia aquellas labores, ni siquiera el ruido del agua al caer a la tina pudo desconcentrarle de aquella hermosa visión ”En verdad… Es muy atractivo…” – pensó para sus adentros, ahora comprendía bien porque era tan asediado por muchos y muchas seguramente, quien tuviera realmente su corazón también sería muy afortunado; y Arjen sonrió a la simple idea de verlo feliz con esa persona…

Poco después cayó en la cuenta de lo que hacía, ladeando su rostro hacia otro lado avergonzado, viendo como su piel se erizaba de volver a escuchar su voz llamarle, fue escuchándolo atentamente pensando solo un momento sus palabras, antes de volver a atreverse a verle –¿mi piel? Mi piel aun es virgen…-fue una pregunta al aire, sonrojándose un poco al ver al otro frente a él con su cuerpo perfectamente desnudo así como el propio, no podía comprender del todo a que le decía, ¿a qué se refería con eso? –¿Por qué lo dices Annen?-esta vez cuestiono mas en forma mirando ligeramente al otro, pues a pesar de querer usar su fuerte mirada como lo hacía siempre, por una extraña razón con ese joven no lograba hacerlo del todo…

Al ver que se levantaba y que caminaba hacia él, pudo notar como una onda de fuego recorría todo su cuerpo comenzando desde la nuca hasta el término de su espalda, poniéndose de pie cuando aquel rojizo le ayudo a levantarse, dejando ver una vez mas su cuerpo desnudo marcado por las manos ajenas y sobre todo que en su vientre aun podía verse el resto de aquel punto placentero al que ambos habían llegado –Pero me prometes que me lo dirás Annen…- no fue una pregunta fue, casi una orden Arjen quería una explicación a esas palabras, se sentía un joven demasiado inexperto pero con la curiosidad por fin despierta…

Una vez que puso sentarse sobre la tina, después de unos cuantos quejidos suaves, de los que no pudo salvarse pues estaba un tanto adolorido; miro al mayor dejando ver una vez más el rojo color de sus mejillas, al sentir esas manos de nuevo recorrer su piel como la noche anterior, claros estremecimientos comenzaron a notarse después de unos suspiros suaves a los que intentaba negarse que sucedían ¿Qué le pasaba? Esa sensibilidad era demasiado extraña –¿Puedo en verdad? -pregunto un tanto tímido, mientras llevaba sus manos hasta el otro, tocando apenas con sus dedos húmedos y jabonosos el vientre ajeno recorriéndolo con suavidad inocencia, descubriendo con mas cuidado su textura única. –Es..Eres muy suave… perfecto…-halago una vez mas a su sensual compañero quitando la mirada de su perfecto lavadero para alzarla hasta su rostro, buscando esa azulina mirada de la que estaba prendido.

Sus dedos siguieron paseándose por el vientre ajeno, mirando hacia ese lugar atreves del agua y la espuma, de vez en cuando suspiraba de solo recordar el cómo su piel se unía a la contraria, como esta le compartía aquel calor exquisito que llenaba su ser y hacia que sus células se volvieran locas a cada roce, una vez que obtuvo aquella atención por parte de su compañero no logro evitar el ruborizarse aun mas, entreabrir sus labios y por fin notar aquella erección que crecía bajo el agua.

Arjen quería ¡gritar! Cuando fue una de sus manos la que alcanzo a tocar apenas un poco aquel enorme y caliente miembro hinchado de nuevo, haciendo que recordara cada sucedo de la noche pasada, recibiendo esos exquisitos escalofríos invadir su cuerpo a cada imagen que en su mente se dibujaban, junto con el nuevo toque en sus glúteos que solo logro estremecerle una vez mas de manera casi hechizante con ese dolor y la suavidad de cada roce de sus dedos.

-¡Annen! Que cosas dices…-exclamo y luego esas palabras se convirtieron en un susurro avergonzado, ocultando sus orbes ambarinas bajo aquellos parpados con un poco de fuerza dejando que lo único en su mente fuera ahora la fricción de sus miembros, provocando el despertar el propio-Es un acto prohibido…Annen.. hemos pecado..ahh..-alcanzo a susurrar sacando sus manos del agua para colocarlas sobre los extremos de la tina, apretándolas ahí con fuerza, Arjen ladeo su rostro un poco, dejando espacio en su cuello donde algunos de sus cabellos húmedos se adherían a su piel, paso saliva entonces con fuerza, para luego volver a atreverse a mirar a los ojos a su contrario tras sus últimas palabras –Mi imaginación…¿Qué puede hacer ella? Yo no sé si sea capaz de hacer eso, no se nada en realidad..-no sabía cómo explicarse, sin dejar de ver a Annen una de sus manos se separo de la cerámica de la tina viajando hasta una de esas mejillas bajo sus largos cabellos regalando una caricia –Déjame aprender de ti…-musito bajo acercando su rostro al otro pero sin besarlo solo dando un tal vez travieso roce a sus bocas…

Después de sus palabras, se hizo un corto silencio en el que sus miradas fueron las únicas que se vieron unidas, su cuerpo seguía moviéndose bajo el agua, escuchando el leve sonido de esta al golpear la cerámica, podía sentir también el calor volverle a llenar, a envolverle como un torbellino; su miembro endurecido que seguía haciendo una exquisita fricción contra la del otro todo por su causa, aquel hombre era el culpable de esos sentimientos llenos de deseo que le recorrían, cada uno despertando mientras las caricias, los roces aumentaban.

-Mmm…-un claro suspiro salió de sus labios, ahora sorprendido por aquel abrazo, de sentir de nuevo esos fuertes brazos rodearle, sentir sus labios pegados a su piel sus ojos se cerraron una vez más, solo así podía hacer que sus sentidos lograran concentrarse en aquella sensación, abrió pues su boca besando la contraria, tratando una vez de seguir aquel ritmo impuesto por el pelirrojo, respirando con fuerza, con la misma fuerza que la noche anterior en que había entrado por primera vez su cuerpo a aquel arte de las caricias de una persona ajena, los suspiros ahora llenaban aquel cuarto del baño el agua moviéndose con más fuerza, derramándose fuera para mojar el piso, Arjen solo podía dejarse llevar por esos movimientos, sus manos tomar una vez más sus largos cabellos acariciándolos con delicadeza –¡Ah espera!-exclamo desconcertado al verse fuera de la tina, mirando con sorpresa como su lengua cálida y húmeda lamia su hombría erecta, haciéndole sonrojar, llevar su mano a sus labios para morderla con fuerza, evitando aquel gemido que ya se formaba en su garganta…

Sin poder dejar de mirarlo, su cuerpo volvió a temblar, sus piernas se abrían para él dejándole espacio, aquellas palabras, su tono sensual de decirlas una pecaminosa invitación a hacer lo que estaba por enseñarle, entonces el pecho de arjen comenzó a subir y bajar rítmicamente, su corazón a acelerarse y los deseos una vez más saliendo a flor de piel, entre pequeños aspamos, escalofríos por culpa de esa cavidad caliente que tomaba su intimidad de aquella manera suave…

Arjen ahogaba mas sus gemidos, cada uno mas fuerte que el anterior, aquella sensación era exquisita única, sus caderas se movían de vez en cuando en suaves vaivenes mientras aquel hombre seguía atendiendo a su miembro erecto –¡Ahh! Annen!...-grito su nombre, sus manos se colocaron sobre su cabeza, entrelazando sus dedos con aquellas hebras de fuego, aquel rostro del soberano una vez mas solo demostraba placer deseo y lujuria por su amante…

Entonces un fuerte escalofrió recorrió su cuerpo, haciendo que Arjen arqueara su espalda, y sus piernas se cerraran ligeramente sobre el otro atrapando ligeramente su cabeza con ellas, no podía explicar aquella sensación la textura de su lengua mientras se paseaba por su piel, cuando le jalaba de aquella manera no brusca pero realmente exquisita, de nuevo le llevaba al cielo y el estaba demasiado sensible, o seria que aquellos labios y esas manos… que va ¡Todo el cuerpo ajeno! Ya lo tenían hechizado, a que solo respondiera para él… -¿Qué me pasa? ¿Por qué yo… me pongo de esta manera Annen? Es.. es..ahh!...-gemía, con fuerza, entregándose ya sin dudarlo al mayor aunque aun demostraba algo de timides e inseguridad en sus movimientos..

Pronto aquella semilla salió de su cuerpo, llenando la boca del mayor, manchando el agua de la tina y su cuerpo ahora si se sentía cansado, demasiado extasiado como para seguir con más, como un niño se dejo guiar de nuevo por aquellos brazos, respondiendo a su húmedo beso, ya sus labios se habían amoldado del todo a los ajenos, y sonreía, el rey del viento sonreía cada vez que podía tener aquellos labios contra los suyos, Arjen estaba complacido avergonzado pero sumamente complacido por aquel acto de pasión…

Al poco, el calor de la tela envolvió su cuerpo, él solo podía ver al otro, pero por un corto momento sintió frio al verse separado de él, lentamente salió de la tina, envuelto en aquellas toallas, mirando a Annen solo por un segundo para luego simplemente mirar su propio cuerpo, girándose para darle la espalda al otro y comenzar a secarse, su rostro aun estaba rojo su cuerpo temblaba aun ligeramente, mientras pasaba la tela por este, estando en pocos segundos totalmente seco –Annen… antes de que te vayas… por favor come algo, sáciate delo que necesites…-comento queriendo verse tranquilo, sabía que ahora aquel hombre se iría al menos quería darle armas para sobrevivir a donde quiera que fuera, sabiendo que él se quedaría solo de nuevo en ese gran castillo, como si nada hubiera pasado, tendría que olvidar esos momentos en que estuvo en sus brazos, por el bien de todos y el de su nación…

Dicho esto salió del baño con la cabeza en alto, tomando de nuevo su postura como soberano, al estar frente a su closeth dejo caer la toalla por su cuerpo, ya no le importaba del todo ser visto por el oji azul, después de todo, su ser completo ya le había pertenecido…

Seguía buscando algo que ponerse, a decir verdad sentía un poco de nostalgia, ya no podría sentir aquellos brazos que lo hicieron sentir tan bien por ese día juntos, increíble lo que en un día había aprendido a sentir, a desear ahora sabía que su cuerpo no solo servía para luchar o proteger los secretos de su reino, sino que también podía sentir más cosas, desear otro cuerpo y gustar de caricias y besos que pudieran darle a su piel antes virgen…

Pero así como algo empieza tenía que terminar y Arjen lo sabía bien, ese hombre de cabellos como él fuego tenía que irse y él no era nadie para detenerlo, claro suspiro el que salió de sus labios tras pensar en eso, bajando ligeramente su mirada, mientras ya una de sus manos tocaba una de sus túnicas, al tiempo que sentía como unos brazos le rodeaban, como su piel podía sentir una vez más esos labios cálidos, haciendo que su cuerpo se estremeciera una vez entre ellos –Annen…-susurro bajo, recargando su cabeza contra el pecho del otro de manera suave, sus manos subieron como pudieron y tocaron los antebrazos del otro, regalando una suave caricia a ellos.
-Si… deberás volver con tu rey… seguro que ya noto que uno de sus caballeros no esta en sus escuadras… sería un problema-comento de manera tranquila, o eso quería hacer ver pues aunque sabía que no le correspondía Arjen se sentía un poco mal por la despedida que tendrían ahora, tan profundo estaba en sus pensamientos que al principio no escucho aquellas últimas palabras del mayor, aunque sí pudo sonreír al sentir esa presión de sus brazos contra su cuerpo aun desnudo, terminando de escuchar entonces lo que el otro quería decirle ¿amante? El rostro de Arjen se ladeo buscando mirar al otro, apenas lográndolo un poco –Mi amante… ¿En verdad te gustaría serlo?-no podía creer del todo lo que le decía, solo pudo responder con una sonrisa apenada –Yo… con gusto lo acepto… me gustaría poder verte una vez más… Serias bien recibido en palacio cuando vinieras, protegido por mi… si así me lo permites-susurro también, cerrando sus ojos un momento en un corto suspiro, sería capaz de visitar a su rey con tal de poder al menos saber cómo se encontraría… Que tonto, que tonto e inocente era aun para pensar que sería tan fácil hacer eso, tener un amante y de otro reino…

Un sonrojo mas fuerte vino a su rostro al escuchar esas palabras, aquel joven siempre le hacía sonrojar con tan solo dedicarle una de sus picaras y sensuales sonrisas –Eres… un coqueto... un pervertido…-dijo con algo de diversión desviando su mirada avergonzada hacia otro lado, notando como el mayor se separaba de su cuerpo al tiempo que las voces de dos de sus consejeros ya se escuchaban fuera de la puerta, seguro venían ya con su desayuno y las actividades de ese día.

Hubiera querido detener al otro antes de que se fuera, pero no fue capaz de hacerlo, solo pudo observarle como salía de la ventana como un ladrón, pero justo a tiempo pues sus consejeros ya habían entrado a su habitación, gritando con sorpresa al verlo desnudo, a lo que Arjen solo les dedico una algo fría mirada para volverse y tomar algunas prendas colocándoselas lo mas rápido que pudo, pues no quería que vieran su cuerpo marcado lo que menos deseaba era escuchar preguntas y mucho menos causarle una molestia a su invitado.
Luego de escuchar cada una de las actividades que tenia, tomo un trozo de pan, comiéndolo tranquilamente, para poco después ser obligado a salir para una junta con todo el parlamento, aunque antes de eso ya había ordenado que llevaran su desayuno a Arjen y le atendieran de lo mejor antes de poder verle partir…