|| Reunión ||

Ya habían pasado algunos días desde que aquel caballero, al que había conocido en su escape, aquel pelirrojo que no solo le había salvado, si no que había dejado en su cuerpo y su memoria una marca más profunda, la marca de sus manos, y sus labios recorriendo su piel durante toda la noche, enseñándole lo que era el placer carnal, lo que su cuerpo podía hacer y sentir en la cercanía de alguien más…

Arjen se encontraba como cada mañana rodeado de sus consejeros todos con sus diferentes opiniones dándole ordenes, exigiendo cosas, era un fastidio todo eso, desde aquel día en que se había escapado la seguridad tras de él se había duplicado, haciéndole casi imposible el poder salir al jardín sin un par de guardias a sus espaldas, incluso había guardias fuera de su habitación y bajo la ventana por la que podía escaparse. Esa tarde el soberano de Avylen esperaba una visita, un joven noble al que había citado con urgencia a palacio, aquel mismo noble “dueño” del amigo que había hecho tras su salida, ese joven de larga cabellera castaña, al que podía agradecer haberse encontrado con él, pues así conoció a Annen; clara sonrisa la que se dibujo en su rostro tras recordar aquel suceso, la piel seguía erizándosele con los acontecimientos siguientes.

Faltaban pocas horas para la comida, después de eso la llegaba del noble seguiría, claro para ese encuentro todos sus consejeros tenían que haber estado de acuerdo; aunque no le dieron muchos peros, pues lo que buscaban era la amistad de personas de ese poder, así pues en palacio los sirvientes se apresuraban para preparar la llegada de aquel hombre, Arjen en su invitación claramente y amable como siempre había pedido que trajera a su sirviente de nombre Bell, esperaba que aquel joven atacara al pie de la letra su invitación.
De este modo y tras haber terminando con sus asuntos pendientes, se dirigió de manera lenta por los pasillos del castillo hasta la sala del consejo, donde hablaría con sus invitados, ya que después pensaba invitarlos a merendar a los jardines y posteriormente a cenar, si así se lo permitían, al llegar a la sala, fue a sentarse en un sofá con cojines, tomo uno para abrazarlo, mientras tenia de nuevo recuerdos, ¿Cómo estaría Annen? Y si le recordaba aun…

Arjen mientras esperaba comenzó a jugar con su túnica, haciéndola volar de manera suave mientras miraba por la ventana, las pinturas en la pared, luego la puerta… Aquel silencio sepulcral que había en esa habitación comenzaba a ponerle un poco nervioso, que ganas tenia de poder salir al mercado, al bosque… poder dejarse guiar por el viento matutino, deseaba tanto poder escapar un día mas de todo eso…
Así pasaron unos minutos hasta que pudo ver como la puerta de enfrente se abria dejando ver a dos personas entrar, un hombre elegante de larga cabellera rubia y unos cuantos pasos hacia atrás el joven parlanchín de cabellera castaña que había conocido en el mercado; Arjen entonces se acomodo en el sofá mirando de manera imponente a sus invitados, sus brazos recargados en los antebrazos del sofá, mirando atento las acciones del recién llegado y su sirviente.

-Bienvenido sea joven Aelfwine es para mí un placer tenerle aquí… por favor póngase de pie, usted y su acompañante…-pidió con autoridad pero siendo siempre amable, su mirada se pasaba del rubio al castaño, al que esperaba le reconociera, quería al menos darle una sonrisa, pues claramente se veía que estaba nervioso, de manera lenta, entonces el soberano también se puso de pie, caminando unos cuantos pasos hacia ellos, dedicándoles una sonrisa amable –Me alegro que haya podido asistir a mi cita, pase siéntanse como en su casa…-dijo mirando ya a Bell, al que le dedico un elegante ademan con la cabeza a modo de saludo-Bienvenido seas Bell…-comento al poco sonriéndole al chico tras su amo, esperaba que le reconociera, si no bueno… buscaría la manera de hacerle sentir bien en ese día después de todo eran sus invitados de honor. Joven Vaalmir espero que su estancia sea agradable, espero que se queden conmigo a cenar, sería un gran honor, así podemos hablar de algunos puntos que deseo tratar con usted…-siempre amable, con esa sonrisa en cantadora en su rostro, entonces los invito a sentarse, él, hizo lo mismo tomando una campanita para llamar a uno de sus sirvientes para servir alguna bebida. Aquella tarde seguro seria inolvidable fuera de su rutina algo de lo que Arjen buscaba con desespero, poder disfrutar de un día normal, con amigo o personas diferentes que no fueran sus viejos consejeros.

El rey estuvo atento a los movimientos del castaño, mas que a los del propio noble, quería al menos ver en ese rostro el reconocimiento; que supiera que era él con quien había estado esa tarde y del que se había ganado ya un cariño de su parte. Aun ahí sentados, la mirada de Arjen no dejaba de ver al sirviente detrás de su amo como una sombra, desde su lugar podía ver el miedo nerviosismo; sorpresa aquel rostro infantil ahora tenía todo un remolino de emociones a las que claramente no podía ocultar.

De manera lenta una de sus manos subió hasta su propio rostro, pasando por sus labios, pensando en las palabras adecuadas para dirigirse a Bell, que no se asustará, quería que comprendiera que mientras estuviera ahí, no le pasaría nada –Bell… siéntete en tu casa, aquí no eres un sirviente, si no un amigo mas… Sabes…-hizo una leve pausa, sonriendo pues al fin había notado la atención del chico hacia él –Un amigo muy querido me ha hablado de ti y ha sido tanto que quería conocerte, esa es una de las razones por la que tú señor y tu están en mi castillo..-declaro cual soberano, pasando su mirada del rubio al otro, siendo como siempre amable, pues su única intención con esa reunión era hacerle ver a Vaalmir que su manera de tratar a quienes le sirven no era la adecuada o al menos para sus ojos no lo eran, sobre todo no permitiría que nadie en su reino sufriera.

Entonces en el momento de silencio que surgió entre esas tres personalidades se vio interrumpido por el repicar de la puerta, Arjen miro hacia ella un momento para luego hace pasar a su sirviente quien ya traía el te preparado y algunos bocadillos para acompañar, este los dejo en la mesita de centro y tras un movimiento de mano por parte del soberano se retiro de ahí con una suave sonrisa en sus labios –Joven Vaalmir tiene a un buen chico a su lado, al parecer le dio una buena impresión a mi conocido, ahora que lo veo junto a usted puedo ver que lo es, siempre a su lado, al pendiente de usted, supongo que es de sus sirvientes mas preciados…-decía de manera tranquila, sonriendo en todo momento, sin señal de intimidación o nerviosismo como se había mostrado con el pelirrojo una vez, ahora era el soberano de Avylen una poderosa nación de la que estaba orgulloso, solo esperaba a que hablará diera su opinión a sus propias palabras, cualquier forma de disgusto estaba dispuesto a quitarle a Bell de sus mandato y dejarlo vivir en palacio…

Ante la mirada fría de aquel hombre, Arjen hizo casi exactamente lo mismo pasando de su expresión alegre a una más seria, no comprendía porque aquella respuesta por parte del noble pero no dejaría ver debilidad ni mucho menos si tenían que enfrentarse lo harían ahí cara a cara… Lentamente paso sus manos hacia la tetera, tomando una de las tazas donde con cuidado virio en ella el té caliente; esperando alguna respuesta por parte del castaño, mas sin embargo la respuesta que obtuvo fue el noble, volviendo a mirarle esta vez más calmado y de nuevo amable, siendo casi un niño de nuevo-Oh vaya…entonces es mucho más importante de lo que hubiera pensado…-dijo al tiempo que desviaba de nuevo su mirada hacia la bandeja, tomando otra de las tazas y sirviendo la misma cantidad de liquido de la primera, posteriormente hizo lo mismo con la tercera, para volverse hacia sus invitados.

-Bell no estés nervioso no te haré nada.. Como ya había dicho fue un amigo el que hizo que me diera curiosidad por conocerte, a él le caíste muy bien, y quería agradecerte por las atenciones que le diste cuando estuvo perdido..-esta vez y a pesar de que sus palabras eran para el castaño Arjen veía atento a Vaal, cuidando sus expresiones sus movimientos; obviamente no le diría que ese amigo era él mismo la vez que se escapo, ya que ni él ni sus consejeros querían que se desprendiera de nuevo un rumor de esa magnitud. Arjen solo buscaba ayudar a Bell a que su señor amo fuera más amable y le trajera como una persona, no con las prendas con las que lo había conocido, algo que en su opinión no le había agradado nada, mucho menos viniendo de un hombre tan reconocido como Vaalmir, además buscaba que el otro no tuviera miedo a hablar él le protegería así como lo había hecho el castaño en su momento con su persona…

-¿Cómo le gusta tomar el té Vaalmir?-pregunto al poco, tomando el recipiente de la azúcar entre sus manos, mirándole fijamente y sin temor, luego pasaría al otro, que seguía en shock seguro por reconocerle…

Arjen frunció levemente el entrecejo ante la contestación de Valmir hacia su sirviente que sin más seguía en otro mundo su mirada ambarina se volvió un tanto fría, desafiante, por una parte Arjen se sentía mal, de que estuviera así, por el shock tan grande que había provocado en ese joven, no quería que se sintiera mal, si lo había invitado también era para poder verlo, agradecerle por lo que hizo por él aquella tarde, el momento agradable de completa y sana diversión y que sin él, Arjen no habría sido capaz de conocer a Annen…

-No tienes nada que agradecer en verdad es un placer que me acompañen…-respondió amable una vez más volviendo su mirada hacia Bell, que ya se encontraba de nuevo entre ellos, notando aquella expresión de leve enfado ¿Por qué? Se pregunto internamente el soberano, tomando su taza de té de la que bebió despacio cuidando de no quemarse con el liquido, luego tomo una de las galletas, dándole una pequeña mordida pensando que poder conversar que pudiera involucrarlos a ambos –Vaalmir, quería hacerle algunas preguntas, estaba pensando en un baile una cena donde pudiéramos invitar a los nobles del reino, me gustaría contar con su apoyo para llevarla a cabo.. De igual forma..-suspiro suavemente y miro a Bell una vez mas Quisiera contar con Bell, para en conjunto con mis sirvientes, pudieran llevar a cabo la cena y los preparativos necesarios así como el arreglo del salón de eventos del reino…-hablaba con naturalidad, buscando no llamar demasiado la atención del rubio o al menos que no se notara ya la forma familiar en la que estaba hablando para Bell, solo… buscaba en verdad tener un momento donde pudiera decirle, explicarle al sirviente lo bien que lo había pasado y que le disculpara por ocultarle su identidad…
-¿Qué le parece? Tiene la libertad de darme su opinión… -dijo al final, sonriendo a ambos, volviendo a colocar la taza contra sus labios para beber un poco más.

El Rey estaba atento a las palabras del contrario, cada una de sus expresiones, Bell volvió a ausentarse, haciendo sentirle una leve presión en su pecho, no le gustaba la idea de que estuviera enojado, luego pudo observar la expresión del noble y por un momento Arjen se sintió intimidado, bajando un momento su mirada, como buscando algo en el piso que no había…

Un suspiro salió de sus labios intentando retomar la compostura así pues pudo volver a tomar su postura recta mirando a sus dos invitados frente a él, escuchando al fin la opinión del noble sobre su baile, que a decir verdad solo lo había dicho por hacer menos tenso el ambiente entre ellos pues comenzaba a pensar que Vaalmir se enojaría si sabía de su salida con su sirviente, aunque había sido una simple casualidad el haber salido y Arjen por supuesto no tenía ninguna mala intención, solo seguir con su amistad con ese chico que tan bien le había caído, además Arjen quería mas amigos, personas que le visitaran pudieran hablar con él, se sentía encerrado y solo en aquel enorme castillo.
-Muchas gracias por su ayuda… En verdad le agradezco la ayuda, me gustaría que los lazos entre los otros reinos como entre nuestros habitantes siempre sea estable, a decir verdad no me gustan las guerras, ni me gustaría estar involucrado en una…-confeso tras otro leve suspiro, para luego simplemente volver a sonreír amable a sus invitados, quería reír abiertamente al escuchar el como el otro bebía el te, pero como siempre se guardo su risa, para solo volver a sonreír y beber más de la taza, para luego tomar otra más de sus galletas –Bueno, me agrada la idea de una mascarada siempre me ha gustado el misticismo que se produce al llevar todos una máscara, no saber en realidad quien está detrás ella… es simplemente exqusito…-comentaba un poco más pasional, sin tanta pena al mezclar en sus palabras porque no un poco de sensualidad, mostrando una mirada un tanto seductora… -Tendremos que trabajar en las invitaciones y sobre todo buscar lo necesario para dar ese toque al castillo, espero como ya lo había dicho de su ayuda…-siempre amable diplomático mirando fijamente a los ojos del mayor frente a él.

Sonrió a la vez que el otro, mirándole a un atento a pesar de la fuerte mirada contraria, de ese estremecimiento que claramente le recorría el cuerpo; por extraño que fuera desde que aquel pelirrojo le había tomado, Arjen se sentía ligeramente más débil… Vulnerable, como si necesitara un apoyo más aparte del que tenia él, deseaba que al menos estuviera ahí sonriéndole como la primera vez…

Arjen que tonto eres… al pensar todo aquello a necesitarlo de esa manera; se había prometido no hacerlo, no depender de él, pues quería que fuera libre, lo que él como soberano nunca tendría y aunque no podía negar que tenia cierto cariño debía guardárselo, enterrarlo en lo mas profundo de su corazón pues no era correcto sentirlo, o eso era lo que pensaba el joven soberano.

Entonces vino aquella pregunta por parte del rubio, mirándole con algo de sorpresa aunque luego volvió a su posición actual, colocando una mano en su regazo –No, no me ofendes… Es normal que me preguntes esto..-dio un corto suspiro mostrando una sonrisa igual que las de siempre mientras daba una mirada a Bell-Bueno, no hace mucho uno de mis sirvientes salió al mercado a pasear, entonces se encontró con Bell que fue amable con él, le ayudo mucho, pues… él me conto a mí y yo tenía mucha curiosidad de saber de quién se trataba, agradecerle por haber hecho pasar a mi sirviente tan bien era tarde..-al decir esto hizo una leve reverencia con la cabeza, para buscar alguna otra expresión de ambos invitados.

El rey alcanzo a sonreír a pesar de la presión que ahora sentía con las miradas y tal vez falsas sonrisas del contrario, pues eso quería pensar que no eran en realidad una sonrisa oscura. El cuerpo de Arjen se estremeció ligeramente al volver a escucharlo, por un momento su mente se perdió en esa preocupación, hasta que pudo sonreír de nuevo por sus palabras, algo más tranquilo –Muchas gracias, a mí también me agrado esta breve charla, en verdad espero que me visiten más seguido son bienvenidos-dijo amable, siempre cortes con sus invitados entonces vio entrar a su sirviente, mirándole atento a un principio creyo que había problemas pero al escuchar el nombre del caballero todo su cuerpo se estremeció.

Entonces Arjen se puso de pie, mirando a su sirviente con autoridad y tras un movimiento de cabeza aquel joven salió de la sala, para hacer pasar al pelirrojo, estando ahora el soberano, nervioso de verlo después de algunos días de separación, ahora solo esperaba ahí de pie su mirada iba de sus invitados a la puerta, esperando verle entrar por ella, la sangre hervía su corazón daba rápidos golpes a su pecho.

Trato de no mostrar expresión que le delatara, aunque el gusto, y el nerviosismo de verlo de nuevo ya recorrían cada parte de su piel, era bueno saber que estaba bien, verlo frente a él igual de apuesto y sensual como la primera vez de esta manera la sonrisa en su rostro apareció conforme el pelirrojo se iba acercando, notando al poco como su mirada azulina se desviaba viendo a Bell y al noble recordando la primera vez que le conoció volviendo a tomar las imágenes de cómo le veía lo saludaba y las palabras que le dijo al oído.

Entonces Arjen volvió a retomar su seriedad, sin decir nada, solo escuchando la manera en que hablaba con Vaalmir una manera un tanto similar que le hizo pensar también muchas cosas, quizá Annen también había o era el amante de este. “Tranquilo” se dijo internamente de solo pensarlo, sabía que aquel caballero era libre, él mismo lo decidió así no tenia porque comentar o sentir ese sentimiento de posesividad hacia él –Bienvenido seas Sir Annen… ¿Qué le trae por aquí?-le interrumpió mirando alternadamente a los otros, buscando el motivo de tal tensión en aquella sala, con la presencia de aquellos seres.

Al escuchar al otro su rostro se volvió un poco mas frio, casi molesto… De cierta manera le había molestado el que Vaalmir le hablara así a Annen, aunque al parecer había algo de tensión entre ellos. Arjen se acerco un poco mas a ellos, haciendo el menor ruido posible, solo quería observarlos mas de cerca, además quería al menos despedirse de Bell, que no le había vuelto a dirigir la palabra y así fue pues el castaño se fue sin decir nada, a tan solo esa silenciosa orden del rubio –Bell..-susurro para si, bajando un poco la mirada…

Ahora mirando a los otros dos que seguían dedicándose palabras llenas de un sentimiento nada agradable –Vaalmir… espero verle pronto siempre será bienvenido lo sabe, muchas gracias por acompañarme en esta tarde..-interrumpió, sonriéndole al rubio y luego viendo al caballero, tratando de verse lo mas normal posible con ellos, siendo un rey y no el Arjen que había conocido fuera de esas paredes aquel pelirrojo.

Despues de que sus invitados se alejaran del todo, Arjen dio unos cuantos pasos mas hacia la puerta al principio no vio a Annen solo estaba pensando en que no pudo despedirse bien de Bell y seguía con esa incertidumbre de que estuviera molesto.

Luego de eso miro a Annen, sonriéndole como la primera vez, casi al punto de sonrojarse debido a esa atracción que su mirada tenía en su persona –En realidad el placer es mío… que estés aquí de nuevo, me hace muy feliz…-dijo sonriendo entre tímido y seductor hacia el pelirrojo, dejándole que hablara sintiéndose más que interesado y sobre todo curioso –¿algo que decirme? O entonces hable… ¿Qué es eso que tienes que decirme?-como siempre la ingenuidad que poseía el rey daba a notarse, acercándose un poco mas al caballero, de alguna manera le preocupo que fuera algo malo –¿quieres hablar aquí? O deseas que vayamos a otro lado del castillo tú decides…-le invito amable, alzando un poco su mano, quería tocar su rostro pero no sabía si sería correcto hacerlo.

En el castillo aun podía verse la claridad del día, el sol entrar por los ventanales dando ese ligero calor en la sala, el té aun caliente estaba servido en las tazas, mas ahora el ambiente se había tranquilizado, estando Arjen más calmado, relajado en compañía del caballero, deseando poder abrazarle.

El rey sonrío ampliamente una vez mas, dándole la espalda al otro mientras caminaba hacia el lugar donde discutirían aquel asunto importante que traía el otro hacia él, le preocupaba tal vez era algo personal, o de alguien importante para Annen para ese momento había perdido toda guardia, su cuerpo se dejaba llevar por sus pasos tranquilos, elegantes aunque la presión sanguínea en su cuerpo aumentara a cada paso y los que daba el caballero tras de él…

Hemos llegado Sir Annen..-menciono con propiedad aun de espaldas al otro al estar ya en ese especia de despacho, mucho más grande que uno normal, lleno de cuadros libros, los cómodos sillones, en ese lugar no se escuchaba nada, solamente las respiraciones de ambos, Arjen apenas iba a decir algo mas, cuando sintió como las manos del otro le tomaban como su cuerpo de inmediato se tenso, el calor subió como un bochorno hasta su rostro, recibiendo aquel efusivo y demandante beso al que apenas pudo responder pues aun era un poco inexperto a la hora de besar, aquel acto le sorprendió sintiéndose contra una pared, sometido por aquel hombre de cabellos rojizos –Mmm..Annen…-suspiro su nombre, mirándole sorprendido con el rostro coloreado en aquel tono rojizo, dejando que besara su cuello, se moviera contra su cuerpo, su cuerpo respondiendo entre pequeños estremecimientos y temblores, al tener sus brazos libres, llevo sus manos hacia la nuca del otro, acariciando suavemente su cabello –Annen… ¿en verdad, solo es eso? -alcanzaba a decir, aun suspirando, mas sin apartarle de su piel, deseando seguir sintiendo esos labios que había extrañado en el tiempo que no los tuvo.