|| Reunión ||

¡Annen! Ahh…-alcanzo a gemir un poco más alto, pegando del todo su cuerpo a la pared, entre pequeños temblores provocados por las caricias de aquel pasional hombre de cabellos rojizos; la sonrisa de Arjen aumento al escucharlo, era agradable verlo de esa manera, notar el deseo de su cuerpo por el propio, su respiración ya había aumentado el calor de su cuerpo iba en aumento haciendo que en su rostro se notara aquel color carmín…

Su sorpresa fue al ver como sus prendas iban cayendo de su cuerpo, dejando la parte de sus caderas hacia abajo desnuda –Annen…yo…-no podía ya articular palabra estaba comenzando a sentirse demasiado excitado; la sensación de sus intimidades rozarse era exquisita, si en algún momento pensó en negar aquel deseo ahora sería completamente inútil pues su propio cuerpo ya pedía más de esas caricias; le gustaba sentirlas poder beber de nuevo del sabor de su caballero.
Claro el sonrojo el que apareció en su rostro al escuchar las últimas palabras del mayor, ya que nunca pensó que hubiera dejado ese deseo, esa necesidad de su cuerpo, para Arjen aquella noche de entrega fue maravillosa pero para él la ultima en la que podría sentirlo.–Tambien te extrañe… Annen…-susurro entrecortado buscando con sus manos el rostro de Annen acunarlo entre ellas para poder atraerlo y besarle profundamente los labios, disfrutando como siempre de sus caricias, su piel recibiéndolo como nunca, abrió un poco sus piernas pidiendo en silencio que se acercará mas a él…

Los brazos de Arjen se pegaban al cuerpo contrario, atrayéndolo todo lo que podía a su cuerpo, respondiendo complaciente a cada movimiento y caricia que el otro le daba, sorprendido por un momento al ver cómo era llevado con esa facilidad al escritorio, dando un suave pero agitado suspiro, luego sonriendo sin poder evitarlo, pues le parecía un poco gracioso aquella situación que se había creado entre ambos.

Sentir, probar, oler la anatomía contraria ya estaba excitándole fuertemente, estremeciéndose como esa primera vez entre sus brazos, dejándose hacer completamente por el otro, permitir que hiciera real su deseo pues el mismo también lo quería –Annen…-dijo en un ahogado gemido, moviendo sus caderas suavemente por aquellas caricias en su intimidad, por la vergüenza Arjen cerro ligeramente sus piernas, arqueando la espalda al poco y luego simplemente mirar fijamente a su amante – ahh… si.. Hazlo…-confeso entrecortado, dándole ya el espacio en su cuello para que siguiera besándole, colocando sus manos sobre los hombros del otro, dando una leve presión, poco después ir bajándolas hasta su espalda acariciándole también con la misma intensidad que las caricias que él mismo recibía permitiendo al fin del todo a sus deseos...

Arjen sonreía mientras era tocado, tomado por aquellos labios y manos no podía ocultar su dicha y el placer que sentía de solo estar una vez más entre esos fuertes y cálidos brazos; su cuerpo acostumbrado a ellos se movía junto a él, formando un solo ser de inmediato.

A las afueras de ese pequeño despacho, hacia poco sonido, solo el del viento que como siempre acompañaba a su alteza, entrando por una de las ventanas dando a sus cuerpos un poco de frescura, a esos cuerpos calientes y lentamente humedecidos por la pasión que recorría cada centímetro de su piel, unida en esos roces exquisitos, esos que lograban que Arjen perdiera toda compostura y solamente se dejara llevar por el momento por su sentir, el dejar escapar cada uno de sus sonidos esos que ya llenaban el lugar de su canto, no solo llenando aquel recinto, también llenar a su amante, de cierta manera buscando que su voz se adueñara de una parte de aquel pelirrojo por el que ya sentía un extraño cariño, más que una necesidad o simple lujuria…

Fue entonces que sintió como el otro iba penetrándolo, haciendo que sus caderas se tensaran sus glúteos se contrajeran nerviosas, aun temía por aquel acto, algo en su corazón se removía, haciéndolo sentir un poco mal, recibió pues aquel beso, cerrando sus ojos para intentar seguirlo y luego simplemente darle el espacio que pedía en su cuerpo su cuello, moviendo con más libertad sus caderas y seguir aquel ritmo marcado por el pelirrojo, comenzando a perderse, que su mente se nublara y en ella solo estuviera la imagen del hombre sobre su cuerpo, ese que lo tocaba lo besaba –Ahhh.. Annen… aun me da pena…-confeso en otro pequeño jadeo, dedicándole una sonrisa un tanto avergonzada al mayor.

Los movimientos ya eran más familiares, el cuerpo de Arjen se había acostumbrado del todo al ritmo del otro, dejando ver solo su cabello moverse por el rítmico vaivén de ambas anatomías al unirse. Arjen se ruborizo aun mas al recibir la respuesta a ese sonrojo por parte del pelirrojo, no podía negarlo le gustaba verlo sonreír poder tener al menos una sonrisa de ese hombre para él.

Poco después se dejo llevar por sus brazos, llegando a uno de los sofás donde una vez más, quedo sobre las piernas del otro, siguiendo con los movimientos de sus caderas, ya acostumbrado a la intromisión de su cuerpo al propio sus brazos entonces viajaron alrededor de su cuello apretándose un poco contra él, permitiendo a su pecho palpitante pegarse al otro y rozar sus pieles un poco más, que su corazón palpitara ya mas cercano al contrario, de alguna manera deseaba que sintiera esa parte de él, no solo los gemidos y suspiros que escapaban incontrolados de su boca si no ese sentimiento que aunque apenas mínimo por ahora seguía estando presente.

Al escuchar entonces sus palabras lo único que hizo el rey fue suspirar, bajar su rostro hasta que pudo ocultarlo un poco en la curvatura del cuello ajeno, podía sentir las palabras del otro entrar a su cuerpo, se sentían bien, cálidas y sinceras, eso hizo estremecer un poco mas entre esos fuertes brazos –Annen… no te preocupes, yo estoy feliz de que estés aquí de nuevo… poder verte, sentir tus brazos y tu calor junto al mío ¡aahh!…-susurro suavemente sobre esa piel calidad, disfrutando de las caricias de sus dedos, la suavidad de su tacto pasar por sus cabellos, Arjen entonces comenzó a hacer lo mismo, acariciar aquellos suaves cabellos como el fuego –Ojala… pudieras quedarte mas tiempo… no sentirme siempre solo..-musito al final un poco menos audible, arqueando su espalda pues el placer que se encapsulaba en su cuerpo volvía a salir de su prisión

Por un momento se quedo estático, aguantando los gemidos que en su garganta, observando solamente al pelirrojo, Arjen estaba memorizando cada línea y expresión de su rostro de facciones duras. Mientras lo hacía podía sonreír, estar ligeramente más tranquilo se seguir viéndose entre sus brazos, escuchando sus palabras que por un corto instante le hicieron sentir culpable por el simple hecho de desear que se quedara a su lado. Entonces su rostro bajo un poco, ocultando su expresión bajo sus cabellos esmeralda, escondiendo sus ojos ámbar de los contrarios, mas sin dejar de mover sus caderas al ritmo del contrario, ligeros suspiros comenzaron a salir de él una vez mas de sus labios ligeramente separados –No… Mmmm.. no importa si no puedes quedarte, eres libre y lo sabes yo, no puedo privarte de algo que es tuyo y gustas tanto…-logro articular, aun en aquella posición avergonzada que no se atrevía a mirar a su amante….

-¡Ahh Annen! -un suave pero sonoro gemido se escapo de su boca, aquel vaivén ya había tocado ese punto sensible de su cuerpo con mucha más fuerza, provocando que ambas manos del soberano se aferraran a los antebrazos del mayor presionando sus dedos sobre su piel dejándola ligeramente marcados, marcando ya un poco más él mismo el movimiento de sus cuerpos.

Quería olvidarse de todo, deseaba solo poder seguir sintiendo su calor, disfrutar de sus caricias, por ende el mismo acariciaba los fuertes brazos de Annen, aunque no dejara aun ver su rostro con la misma libertad al otro.

Arjen seguia moviendose, más bien dejandose llevar por las manos y las acciones del otro, disfrutando de sus caricias, del recorrer de esos largos dedos por su cuerpo, que solo se estremecia cada vez mas, Arjen morida con fuerza sus labios, aguantando en su garganta por esos gemidos que se acumulaban con fuerza en ella, mas el sentir con mas fuerza aquellas penetraciones, no logro aguantar mucho dejando de nuevo salir esos jadeos bautizados con el nombre del mayor.

-Ah.. ah… Annen… ya… ya..-no pudo terminar su frase pues su cuerpo ya no le respondia su mente estaba en blanco perdida en ese mar de emociones que se presentaban a su alrededor por cada rincon de su cuerpo caliente al rozarse contra el de su amante pelirrojo, sonriendo al escuchar y sentir como este se venia, y como las contracciones en su cuerpo aumentaban terminano sin poder evitarlo sobre el vientre del mayor –Yo… pensaba tambien en ti… mientras caminaba por cada pasillo del castillo…-susurro agitado, atreviendose a mover sus dedos por la cabellera suave de aquel hombre, estando feliz por recibir aquellas palabras, que muy internamente siempre estuvo esperando –Gracias, por venir a verme…me alegro mucho que te hayas dado un tiempo para viajar hasta aquí Annen…-susurro estando avergonzando, por la posicion que tenia, estando aun sobre su cuerpo, humedo y calido pero demaciado reconfortante, no queria alejarse de él… deseaba poder seguir asi por un momento mas, por eso, antes de poder hacer algo mas su cabeza se vio recostada sobre el fuerte hombro del caballero…

Arjen respondió una vez mas a sus besos con una sonrisa, estremeciéndose bajo sus toques suaves y amable, se sentía realmente bien ser mimado de aquella manera por el mayor, tener su calor su tacto suave.
Poco después y un poco sorprendido por aquel acto del mayor, observo su cuerpo ser alzado con aquella facilidad, preguntándose qué haría ¿A dónde le llevaría? Ya que estaban… Completamente ¡Desnudos! Se grito internamente el rey. Y así se vio avanzar por algunos pasillos, por el momento solitarios, siendo llevado cual niño por el otro –Annen… podrán vernos, es…-se quedo callado en medio de esa carrera, abrazándose solamente un poco más a él, ocultar su rostro entre la curvatura del cuello ajeno y simplemente dejarse llevar por esos cálidos y fuertes brazos, sin importar a donde pudieran llevarle, pues Arjen solo deseaba seguir escapando, y ocultar todo su temor en aquel momento…

Aquellas últimas palabras del otro antes de llegar a esa habitación de huéspedes, lo bastante grande como para que sus invitados pasaran unas noches exquisitas, entonces su cuerpo se vio acomodado sobre la cama, frágil desnudo, frente al de orbes celestes y cabellera rojiza al que luego de un par de suspiros sonrió – Eso… no puedo hacerlo, tengo reglas que debo cumplir..-susurro algo cabizbajo desviando su rostro y su mirada hacia otro lado, como ocultándole del otro, pues él también se sentía realmente mal al no poder ofrecer más que eso al caballero –Me encantaría, poder hacerlo…escapar al menos un día contigo, poder ser alguien libre..-siguió susurrando, subiendo sus manos hasta su pecho, donde las presiono muy suavemente, aun sin atreverse a ver al otro, aunque si deseaba poder de nuevo tener esos brazos alrededor de su cuerpo, deseoso de poder estar con esa persona en total libertad...

Las manos de Arjen seguían paseándose por el rostro del otro, acariciándolo de manera suave, delicada, siendo siempre amable y cariñoso como todo en su persona, sonriéndole de manera apacible al otro, moviéndose apenas ligeramente contra su cuerpo, solamente para poder acomodarse mejor bajo su cuerpo; esperaba que Annen se sintiera realmente cómodo con él, como él lo estaba.

Arjen suspiraba cada vez que sus largos dedos se paseaban por su cuerpo, de verdad le hacían sentir bien y solo podía demostrar una pequeña sonrisa avergonzada, sin dejar claro de poner atención a sus palabras y esas atenciones que le brindaba el pelirrojo –¿Quieres decirme que no creceré si sigo aquí?-cuestiono un tanto curioso, sonriendo una vez mas, para luego acercarse a los labios ajenos y besarlos con suavidad. Bueno…también yo quiero vivir una gran historia, se que podre hacerla, si… si sigues a mi lado como hoy..-se sonrojo de solo decirlo, desviando la mirada un tanto luego escuchando aquella pregunta de su parte sin comprender del todo a que se refería, demostrando una vez mas, la inocencia que aun invadía su mente y cuerpo. ¿Qué cosa en la cama joven caballero? Me encantaría poder aprender mas de ti, complacerte también como tu lo haces.-respondió a eso sin poder evitar el observar la posición en la que estaban y sintiendo una vez más aquel escalofrió recorrer todo su cuerpo.

Arjen permanecía inmóvil bajo el cuerpo del otro, regalando constantes caricias, besos y leves apretones de sus dedos a la piel suave, esos músculos fuertes que poseía su caballero, su rostro siempre tierno, amable con una sonrisa y ese brillo en su mirar lleno de cariño y entrega hacia el otro.

Internamente pensaba en todas sus palabras, en su mente se creaba la bella ilusión de poder salir de ese castillo con libertad, llevar de la mano al pelirrojo como cualquier pareja y no solo de cama; pero después la nube oscura de nuevo volvía lo hacía caer en su realidad, en el peso de su nación y la responsabilidad y el deber que tenia para con ella de protegerla, de llevar sus secretos, la promesa que le hizo a su padre y madre antes de subir al trono.

Poco después el escuchar hablar al pelirrojo le tranquilizo de cierta manera, poniendo total atención a sus interesantes palabras –¿10 puntos? -pregunto con algo de sorpresa, ya que él nunca lo había escuchado y sobre todo imaginado, sentir esas manos volver a recorrerle, solo hicieron a su piel una vez más erizarse, además de esas palabras que entraban como choques eléctricos a sus oídos –Ahh…Annen…-no pudo evitar el gemir imaginar que le tocaba le volvía loco; poco a poco fue alzando su torso, quedando ligeramente sentado hasta poder rodear al cuello ajeno, recargar su rostro sobre uno de sus hombros y suspirar profundamente contra él –¿Cómo es que sabes tanto?-susurro al oído del mayor, un ligero suspiro poco después de eso y el rozar de su pecho contra el ajeno, relajándose en esa cercanía, en el calor de su piel llenar la propia y hacerla palpitar a un punto inimaginable…

-Si quiero salir, vamos… A donde sea que tu vayas yo iré Annen-dijo animado colocando un par de dedos sobre los labios del otro, intentando no volver a jadear o hacer algún sonido extraño por sentir las manos del pelirrojo tocar su cuerpo de aquella manera sugerente, que solo lograba provocarle tremendos escalofríos, dejar que su mano libre se paseara ya un poco más libre por el cuerpo del otro, disfrutando como nunca del calor que por la ventaba de aquella habitación se colaba.

Arjen entonces, se sonrojo de lleno, escuchando las palabras del otro, aquello que nunca había escuchado de su amante, su corazón dio un vuelco, su mirada se ilumino como toda aquella habitación de simplemente saberlo –Tu…Tu también lo haces en mi mira…-dicho esto tomo una de las manos del caballero para colocarla sobre su pecho, justo en el lugar donde su corazón latía con tal fuerza, que casi sentía que podía escucharle.
-Annen…-susurro con delicadeza, sonriéndole al otro, dando un suave suspiro enamorado, en verdad que se sentía protegido y demasiado tranquilo con el mayor a su lado.

Arjen se dejo tocar por el otro, sonriéndole complacido enamorado, podía sentir su corazón latir con más fuerza conforme sentía aquellas manos recorrerle, ofrecerle una suave caricia, demasiado cálida dulce, como para no suspirar como un enamorado.

Sus miradas se cruzaban, perdiéndose cada vez más en esos océanos, profundos, atrayentes como ninguno, el rey se sentía bien, demasiado bien le gustaba esa manera que el cuerpo del otro le cubría, haciéndole ver indefenso, por primera vez podía dejarse consentir, representar a un ser débil en busca de protección, su cuerpo pedía mas de eso; quería estar protegido de cierta manera, desahogar sus tensiones.

–Mmmm..Annen…-susurro suavemente, suspirando a cada momento, sorprendiéndose por aquella confesión de la que por un instante no supo cómo responder, fue inesperado el escuchar aquello ¿en verdad estaba enamorado? Se pregunto internamente, sus orbes doradas clavadas en las contrarias, hasta que aquel rostro se acerco mas, permitiéndole a esos labios ajenos a besarle con libertad.

-Annen… no sé cómo puedo tomarte.. Yo, solo deseo tu corazón, quiero tomarlo que este junto al mío aunque nuestros cuerpos no puedan estar siempre juntos…-respondió con voz dulce a eso sonriéndole, acomodando de nuevo su cuerpo bajo el otro, en pequeños escalofríos nerviosos, esos que solo el pelirrojo provocaba en su cuerpo. Arjen estaba perdido en un amor que iba creciendo, un amor prohibido para él; ahora podía estar consciente de esas palabras que muchos otros decían, donde afirmaba ahora en carne propia que en el corazón no se mandaba, al haberse fijado en ese hombre, un caballero del reino vecino …. Pero del que ahora no quería separarse, no buscaba hacerlo nunca; así lo represento al dejar que sus brazos rodearan aquel torso, pegándolo a él un poco más en cada respirar.