Cosechando nuevas caras (Libre)

Aquel dia y como todos el rey Arjen se encontraba en la protección de su catillo, cumpliendo como siempre con el protocolo obligatorio, siempre lleno de tareas que en lo personal le aburrían, aquel hombre quería salir, disfrutar del aire fresco de la ciudad, deseaba visitar como una persona normal el mercado de la ciudad, sus bosques y las demás maravillas que había en él.

Pero como siempre el título de rey tenía un peso mayor, teniendo que soportar día con día las constantes molestias de sus consejeros, de los encargados tanto de su vestimenta, hasta de lo que tenía que hacer o comer… Arjen era un hombre prisionero de su propio reino.
Sin embargo, aquella mañana iba a ser diferente, desde que había despertó se propuso a que sería diferente. Así fue, Arjen se salió de la cama, rápidamente fue a su armario, buscando en el final de este, sacando unas vestimentas sencillas o las más sencillas de aquel enorme armario; sin perder tiempo se cambio de ropa y antes de que sus hostigadores llegaran salió como pudo de la ventana de su habitación, afortunadamente su condición era perfecta, aquellas costumbres de escapar desde niño aun estaban presentes.

De esta manera y por vez primera en mucho tiempo, el rey honesto y responsable, atendió a ese empujón de rebeldía, saliendo como desde niño lo hacía de esa prisión que muchos seguramente deseaban, pero que por ese día el se libraba de ellos, cuando estuvo fuera del castillo, comenzó a caminar por aquel sendero rumbo al mercado, observando todo cual turista ¿Cuánto hacia que no pasaba por esas calles? Demasiado… ya había olvidado cómo eran, como se sentía aquel aire fresco y las voces de las personas hablar unas con otras…

Pronto se vio rodeado de sus súbitos estos iban y venían con sus mandados, algunos con trabajos hacia otras personas, Arjen, decidió entonces romper un poco sus vestimentas aparentar se alguien normal, una persona como todas esas que afortunadamente aun no le reconocían o al parecer eso creía. Seguía caminando, tranquilo, saludando a quien le saludaba, hasta que no muy lejos pudo observar a alguien agachado, preocupado por juntar unas cosas del suelo, sin pensarlo más, se acerco a él haciendo lo mismo, ayudándole a levantar del suelo las papas y lo que había tirado, sonriéndole solo cuando ya en sus manos tenia resguardadas algunas de las cosas – Hola… Aquí tienes tus cosas…-le dijo amable sonriéndole un sobre el suelo extendiendo sus manos con las cosas hacia el peli plata, poniéndose de pie al poco, quedando ahora por sobre el otro.

El rey se quedo de pie, de pie junto al chico, observándolo de manera un tanto tierna, esperando a que se acomodara del todo y pudiera él también levantarse. Sin embargo y para sorpresa suya, aquel joven aparentemente serio, de poca habla, comenzó a hablarle con una familiaridad extraña que al principio le dejo estático y sin mucho con lo que defenderse - Oh, no tienes nada que agradecer…-fue lo primero que logro expresar, esas palabras un tanto bajas que sin más fueron opacadas por el chico peli plata, pareciéndole porque un tanto gracioso; que el siendo un hombre de su estatus fuera en ese instante opacado por ese joven, Arjen creía que si aquel muchacho sabía bien quien era no hablaría de ese modo, seguro se contendría como muchos más y por ende le trataría diferente, algo que en verdad no deseaba.

¿Familiar? Eso había dicho, el rey espero terminar de escucharle, sonriendo un tanto nervioso por todo y al final simplemente soltar un suspiro de alivio, al saber que el chico en realidad no le había reconocido, aunque no le parecía lo más correcto, seguiría el juego con aquel joven – Papá está muy bien, si sigue trabajando, seguro que le alegra que lo visites al igual que a mamá, sabes que esa es tu casa y eres bienvenido cuando gustes…-comento con tono amable, seguro, su mirada dorada siempre fija en el contrario, solo para no dar señal de mentir, aunque si lo hacía…

Poco después invito al otro a seguir caminando, pues comenzaba a notar algunas miradas indiscretas sobre su persona, lo mejor en ese momento era el salir de ese lugar –Estoy… bueno trabajo en palacio, es un poco pesado pero al final es un trabajo -ríe suavemente no era que fuera mudo o algo parecido simplemente no le había dejado hablar hasta el momento, lo dejo pasar de largo para seguir con su camino por el bullido mercado. – ¿ a dónde vas? Si no te molesta puedo acompañarte... -pregunto un tanto curioso volviendo a posar su mirada sobre las cosas que minutos atrás habían rodado por el suelo.

El rey volvió a sonreír, estaba encantado con la forma de ser del chico, tenía mucho que no veía a un joven tan energético; de cierta forma le gustaba saber que sus habitantes llevaban una vida feliz, o al menos eso quería pensar, pues sabía que todos podían tener problemas en sus casas o con sus vidas personales, así era siempre, la vida tenía sus pros y sus contras, sus subidas y bajadas pero siempre tenían las personas que superarse y enfrentar todos esos obstáculos.

Fue así que después seguir escucharlo al chico asintió a sus palabras comenzó a seguirlo al lugar del que estaba hablándole, dejándole que siguiera hablando a fin de cuentas él no tenía algo mas comentar solamente podía dedicarle amplias sonrisa al chico de larga cabellera, hasta ese momento la misma preocupación de ser reconocido se vio opacada; Arjen comenzaba a sentirse más confiado y dejo de cuidarse de esas miradas ajenas. Una vez que estuvieron en la taberna, el rey entro detrás del chico, luego de asentir a sus advertencias las cuales creyó que estaban de mas, pues él al menos no le convenía hacer alguna escenita una vez dentro su mirada dorada se paseo por los rincones, observando atento a cada uno de los hombres presentes, unos jugando cartas otros simplemente se dedicaban a conversar y a beber, otros mas solo se veían tomar de sus tarros de cerveza o vino.

-¿A quien venias a buscar? Recuérdamelo-le dijo al chico acercándose a él hasta el punto de quedar a su lado, observándolo por unos momentos entre curioso y algo incomodo por las constantes miradas de los también curiosos presentes en aquella taberna y no era para mas, pues era la primera vez que se encontraba en un lugar como ese, lento pero con ese porte seguro y elegante Arjen se acerco hacia la barra con una simpática sonrisa al encargado, mas sin decir nada, solo mirando atento a cada una de las cosas que había en aquel lugar, las diferentes botellas de licores esperando mas que nada a su acompañante a que buscará y terminara con sus pendientes.

Y ahí se encontraba aquel ahora rey calmado, suspirando de vez en cuando mientras esperaba al sujeto con el que se vería su acompañante, su mirada curiosa seguía paseándose por cada rincón de aquel acalorado lugar; tanto que su mano se vio en la necesidad de balancearse un par de veces por su rostro intentando apartar un poco el calor de su cuerpo, mas bien del ambiente; aquel lugar le había falta una buena ventilación, no solo era el calor si no el aroma a machos ebrios lo que le molestaba un poco; ya que él siempre había sido un hombre recto, que siempre mostraba su porte característico en cualquier lugar, no importando la procedencia de este…

De pronto, sin realmente esperarlo; escucho la voz varonil de alguien un tono impotente, un tanto seductor y hasta conocido por lo que Arjen se giro de su posición para buscar el lugar de donde venia aquel timbre encontrándose al poco con la escena de aquel pelirrojo coqueteando descaradamente con el de castaños cabellos, él mientras tanto se quedo mirándoles con una expresión calmada, amable como siempre lo ha sido tratando de identificar a ese joven peli rojo pues sabía bien que ya le había visto en alguna otra ocasión.

Sin embargo, una oleada de calor recorrió todo su cuerpo desde su nuca hasta su espalda baja, había reconocido aquella mirada por parte del otro, le conocía, él mismo le había reconocido se trataba de un caballero de un reino vecino, de manera rápida y un tanto nerviosa el rey se giro de nuevo dándole ligeramente la espalda a la pareja, pasando su mano derecha por sus hebras esmeralda como queriendo ocultar su rostro, su identidad, se preguntaba que pasaría si le reconociera del todo aquel sujeto, no quería ni imaginar que un problema vendría de todo eso… Por ende solo opto por seguir esperando dejar que su compañero hiciera lo que tendría que hacer y poder retirarse de ese lugar poco confiable…

El rey permanecía tranquilo, pensando que seguramente el otro no le había reconocido eso le aliviaba aunque seguramente también solo era un falso engaño, mas sin embargo el que el pelirrojo se dirigiera hacia él de aquella manera pudo hacer que su teoría fuera mas acertada, por lo que lentamente se giro de nuevo hacia ellos, observando distraídamente al apuesto pelirrojo y sonreírle ligeramente, dando a entender que el comentario no le había molestado –Un gusto joven…-menciono al de hebras de fuego, mirando luego a su compañero que a pesar de esa apariencia frágil y amable, podía verse ahora a un joven fuerte y valiente, dando a notar que no necesitaba a nadie que le protegiera .

Luego de un suspiro mas, el elegante peli verde se acerco un poco mas a la pareja, sin decir nada mas que lo delatara con nadie mas, ya que claramente había notado de nuevo las curiosas miradas de los demás presentes en la taberna, quería irse ya… Si algún guardia de su reino descubría su que se encontraba ahí, seguro se haría un escándalo y hasta perjudicado saldría el dueño de aquel hasta el momento tranquilo lugar ; no eran solo miradas curiosas las que se posaban en él si no una que otra en las que claramente se podían leer sus negras intenciones…
-Mmm… creo… que deberíamos de irnos ya…-comento mas al aire, justo cuando unos corpulentos sujetos entraron al lugar, acercándose con sonrisas divertidas hacia ellos, expresiones un tanto lascivas de las que Arjen pudo sentir un poco de repulsión…

El rey por una vez se mostro algo nervioso ante la nueva situación, al parecer aquel pequeño escape de su castillo iba a causarle mas problemas de los que hubiera pensando más aun por ese nuevo percance de los nuevos sujetos que entraban al lugar; su mirada dorada se quedo por leves segundos clavada en ellos, buscando de manera discreta la espada que siempre cargaba en su cinto, que para sorpresa suya esa vez no llevaba, que tonto salió de su palacio sin ¡arma! Qué rayos estaría pensando para cometer un error así.

Bueno en realidad había casi escapado como un ladronzuelo, como para pensar en llevar su espada con él; pronto vio aquellos tipos acercarse mas, los mismos de la taberna ponerse en guardia justo como el dueño del lugar y pronto aquella mano sobre su hombro perteneciente a su compañero pelirrojo diciéndoles aquellas palabras, no podía negar que se sintió un poco más seguro, pues sabía que ese joven era un caballero, al menos podría hacer algo mas, ya después le agradecería como se debía.

-Estoy de acuerdo y no me molesta tener que estar con usted joven..-respondió de manera amable hasta un poco coqueta, saliendo tranquilamente de la taberna fuera de cualquier peligro, también pensando que mandaría guardias para ese lugar, poco después escucho hablar al otro igual de energético que la primera vez –Bueno… supongo que yo si me retiro… tengo que irme.. a casa..-menciono tranquilo, además, tenía que ocultar aun su identidad que aun creía estaba oculta ante esos dos, sería mejor que solo el pelirrojo acompañara al otro joven, que al ver el pequeño escalofrió, se quito una prenda para ofrecérsela, quedando en una camisa holgada en color blanco –Ten con esto no pasarás frio, además los vientos aumentan su potencia durante las noches debes cubrirte.. ¿Qué tu amo no te da mejores ropas?-pregunto curioso al de castaños cabellos.

El rey se quedo más que pasmado ante el comentario del otro, ahora si se había metido en un problema más grande del que tenía que pensar bien que decir o seria descubierto; teniendo en cuenta que la mejor manera de salir de eso era asentir y seguir la corriente del de cabellos castaños –Bueno… Verás… es que me la dieron por un buen trabajo que hice y pues.. es linda ¿no?-rio un poco algo nervioso porque no, hasta que esa sonrisa y se vio opacada al escuchar aquello por parte del chico, la manera en que su amo se comportaba –Así que no ha cambiado…Vaal..-susurro bajo el nombre del noble como queriendo recordar de quien se trataba.

Cuando lo hubo recordado su rostro se mostro un poco más sombrío ya que el maltrato a ajenos era algo que al rey no le parecía para nada, mucho menos que pasara en su reino al que siempre ha tratado de llevar de la manera más justa y amable posible, no podía creer que los más cercanos a él hicieran esas barbaries con sus sirvientes. Poco después el rey volvió a sonreír pasando su mirada al otro apuesto hombre cuando hubo hablado, a punto de decirle que no necesitaba que le acompañará, no necesitaba que se diera cuenta de su verdadera identidad aunque muy internamente no quería regresar del todo solo y desarmado.

-Bien… Espero volver a verte pronto Bell… Si necesitas trabajo nuevo donde te traten mejor, porque no vas a palacio, diles que vas de mi parte y seguro que te recibirán con los brazos abiertos..-comento seguro de sí mismo con ese toque amable en su voz, no dejaría que un joven así sufrirá mas, luego de eso dio un leve suspiro la hora de despedirse había llegado –Supongo que es tiempo de retirarnos… ve con cuidado Bell y… -miro al otro y sonrio- Deseo que también tenga un buen regreso joven Annen, gracias de nuevo por ayudarnos en la taberna…-fue así que dio unos pasos mas en dirección contraria, notando ahora que se había perdido, se maldijo internamente pero obviamente no lo daría a notar a los otros.

Una vez que el chico se había ido del todo, solo se había quedado con el de cabellos como el fuego, sintiéndose algo temeroso perdido, el joven rey dio un corto suspiro, pensando en si dar el primer paso o simplemente quedarse ahí, tratando de averiguar cuál era el camino a su reino, pues seguía en su fantasía de anonimato …

La luna en lo alto ya iluminaba aquellos caminos llenos de arboles, ahora en un sombrío estado nunca lo había visto así pero las calles de su reino eran un tanto tenebrosas cuando la noche les cubría, mas con el constante viento que se aferraba a rodear su cuerpo y jugar con su cabellera, tal vez era este el que le exigía ya regresar a palacio dejar de lado ese juego de aventurarse solo y volver a su aburrida rutina de soberano.

Entonces aquellas palabras chocaron contra su piel, atravesando sus oídos con un ligero escalofrió, su mirada lentamente se poso sobre el otro, apenas dejándole ver una sonrisa mas que nerviosa en dibujada en este – Todo este tiempo… ¿sabías quien era?-pregunto un tanto bajo, girando del todo su cuerpo hasta estar de frente al otro, jugando de cierta manera con sus dedos, obligándose más que nada a mantener ese porte erguido e imponente que claramente el otro opacaba. –Era demasiado tonto pensar que nadie me reconocería y aunque funciono con muchos veo que tu eres mas observador, joven caballero…-esta vez una sonrisa mas segura y hasta coqueta se formo en su rostro dando un paso hacia el otro, asintiendo a las anteriores palabras y haciendo un ligero movimiento de su mano, permitiéndole ser su guía –si es tan amable, agradecería su ayuda, como ve… no reconozco mis propios terrenos..-suspiro de frustración vino esta vez, odiaba que no le dejaran salir a su antojo era por eso que no conocía muchos lugares de su reino. Ahora solo esperaba a que el otro avanzara para poder seguirle por esos rumbos en penumbras…

De nuevo aquella palabra, “Su alteza” a decir verdad ya la había extrañado, era la costumbre de ser llamado de esa forma, tener el respeto de todos aunque el siempre quería o trataba de tratar y que le trataran como todos los demás.

Siguió entonces caminando siguiendo de cerca a su guía ese hombre alto de hermosa cabellera rojiza que brillaba como ninguna bajo los fríos rayos lunares… -Pero… no salgo mucho en verdad, siempre estoy en palacio… reuniones.. Aunque no me lo crea es algo cansado…Gracias por sus palabras es bueno saber el concepto en el que me tienen las personas que habitan mi reino-comento tranquilo, queriendo llevar el ligero tono familiar hacia ese hombre notando claramente como este le ofrecía una prenda, la cual acepto un poco avergonzado luego de mirar su apariencia, que a pesar de sucia, en verdad se sentía bien con ella, era como si fuera libre de sus ataduras al estar ahí y caminar como cualquiera de sus ciudadanos…

Lentamente coloco aquella prenda sobre sus hombros sonriéndole al otro amablemente –Muchas gracias… Mmm… Usted no es parte de mi ejercito de caballeros, ¿podría decirme de que reino proviene joven Annen?-pregunto amable, mirando entre curioso y con seriedad al otro, de nuevo dando a notar aquel porte real que normalmente demostraba ante todos; pues un rey nunca debía mostrar debilidad ante nadie, esperando de nuevo a alguna respuesta mientras seguían con ese nocturno paseo, pensando si era correcto invitar al caballero a palacio para que comiera y descansara, después de todo ya le estaba ayudando bastante.

Mientras seguía caminando, con el viento tranquilo cuidando cada uno de sus pasos, como haciendo un escudo de protección alrededor de ellos, aquel viento caprichoso protegiendo a su rey, así como él lo protegía a él y todos sus secretos. –Es un placer conocerle Sir Annen Von Feuer, para mí es un honor que nos este visitando y además que me haya ayudado…-dijo de manera cálida, moviendo su cabeza de manera elegante, a esa presentación.

Arjen escuchaba atento aquellas palabras del otro, su presentación más formal y por fin sabiendo que reino venia aquel apuesto joven. Una clara sonrisa llena de diversión se dibujo sobre su rostro apacible al recibir aquella auto descripción por parte del pelirrojo –Bueno, en eso tiene razón usted es un hombre apuesto y con un porte exquisito, pero como rey tengo que defender a mis habitantes…-comento tranquilamente queriendo ser un poco más familiar ahora con aquel, o quizá solo buscar el romper del todo el hielo con aquel joven.

Poco después el peli verde se quedo callado, escuchando aquel comentario al que solo logro asentir, esperando a su término para poder hablar –En realidad, es solo un titulo, a mi no me interesa del todo no como a mi padre el antiguo rey, yo solo me siento el protector del poder del viento quien lo administra nada mas…-comento de manera baja, observando que ya a lo lejos podían verse las luces de los faros del centro de la ciudad, el suspirando se sentía ya un poco cansado ya que nunca había caminando tanto, aunque no podía negar que se sentía cómodo con el otro, sus palabras, parecía un hombre justo con sus ideales bien cimentados y eso era algo más que atractivo…
-A todo esto…¿qué le trae por mi reino? Tiene familia o solo es por su amigo Bell-cuestiono al poco mirando al otro fijamente.