Cosechando nuevas caras (Libre)

Luego de un rato mas de caminar, de disfrutar de la encantadora compañía de aquel hermoso pelirrojo, su viaje daba por terminado por ello Arjen dio un suspiro desanimado haciendo hasta sus pasos más lentos como no queriendo llegar a donde ya los guardias se veían. De cierta manera el rey ni quería llegar del todo sabia que todos estarían hechos unos locos por su ausencia, los creía capaz de todo, pero… Como buena travesura también se atendría a las consecuencias de sus actos…

Al poco las palabras del otro le sacaron una enorme sonrisa en conjunto con una risa discreta, no quería ofender al de orbes azules; pero en realidad le pareció graciosa su explicación acerca del porque estaba en su reino – Bueno mis habitantes y yo mismo estamos complacidos de tenerle entre nosotros joven..-comento con ese tono ahora divertido en su voz aunque sin perder del todo la elegancia en sus palabras o los movimientos corporales. Al ver que el otro se detenía el mismo hizo lo mismo, sonriendo levemente al chico, sorprendiéndose sin razón al verle hincarse frente a él, casi estuvo a punto de decirle que no lo hiciera, no había necesidad de tratarlo de esa manera, pero Arjen se resigno, solo mirándole de manera atenta, sonriéndole casi tierno –Sir Annen… me encantaría que pudiera quedarse en el castillo, será bien recibido y atendido como se merece, no solo porque me salvo, si no…porque en verdad disfrute de su compañía y conversación..-confeso el rey de manera sincera, notando ya como aquel hombre imponente aun mas que él se levantaba y pudo entonces sentir el dulce tacto de esos labios sobre su mano, dejando un pequeño cosquilleo en la piel del peli verde.

Las siguientes palabras dichas por el otro, hicieron que claramente el rostro pálido del rey se viera invadido por un ligero tono carmesí, aquel joven había hecho imaginar a su real mente situaciones no muy sanas, esos pensamientos que en años había obtenido hasta ahora, además el causante de eso no solo fueron sus palabras o esa indecorosa invitación, si no también el rostro de aquel hombre, su voz seductora que hizo estremecer la piel de su espalda, Arjen tuvo que tragar saliva fuertemente cerrar sus ojos y poco después dejar salir un suspiro –Créame… que lo tomaré en cuenta joven Annen… Yo… También estaría honrado y mas que halagado por ello, téngalo por seguro…-él también intento verse seductor, aunque un poco más nervioso el guiño fue el colmo para lograr otro ligero sonrojo en su rostro, teniendo que bajar ligeramente su rostro y poder ocultarlo de aquella mirada Se… se que lo hará… muchas gracias…-el rey se obligo a dar unos cuantos pasos mas hacia adelante, dejando que la luz de un faro tocara su esbelta figura, a lo lejos se pudo escuchar un grito de uno de los guardias al ser reconocido seguramente pronto se vería medio ejercito ir a su encuentro, pero él simplemente volvió a girarse mirando una vez mas a su acompañante hasta el momento –En verdad… espero que pronto me visite… no dude en ir a palacio…-de alguna manera quería que siguiera acompañándole tal vez disfrutar de la cena esa noche, Arjen quería agradecerle lo que había hecho por él en ese día, pero… Si el otro joven no lo deseaba así, tampoco tenía porque obligarle…

Después de unos minutos los guardias y los mismos consejeros reales se vieron rodeando el cuerpo de su rey sucio por la tierra y el sudor de su cuerpo que fue causado por el constante andar de ese día, un día glorioso podría decirse pues no solo estuvo libre de todas sus obligaciones si no que también conoció dos nuevas personas, una de ellas si le había reconocido pero la otra le trato como el ser humano normal que era… o el que intentaba ser, mientras tanto la mirada del rey seguía atenta en la de aquel caballero de cabellos como el fuego que le acompañaba las palabras anteriores que este le dijo aun revoloteaban en su mente haciéndolo volver a estremecerse un poco, a pesar de ya escuchar los reclamos y las miles de preguntas de sus carceleros –Esperen… por favor…-pidió amablemente el rey a todos ellos trataba de detenerlos en todas sus preguntas, tomando entre sus manos las de uno de sus concejales, al mismo tiempo que uno de sus guardias se acercaban al otro de manera intimidante, pidiéndole una explicación clara del porque estaba ahí con su rey, pues de inmediato se dieron cuenta que ese joven no era de su mismo reino.

Aquel guardia, coloco su mano sobre el pelirrojo y lo empujo un poco, exigiendo nuevamente sus explicaciones; cuando el rey volvió a observar entre todos los que le rodeaban aquella escena –¡Te ordeno que te detengas! Deja tranquilo a ese noble caballero de Annwn él solo me ayudo… Y no haremos una guerra con el reino si se entera que nosotros asesinamos a uno de sus caballeros ¿cierto?-dijo por fin con autoridad, como si toda su personalidad hubiera cambiado ahora, no mostrando debilidad alguna en su rostro –Así si me hacen el favor, de calmarse… En palacio les diré todo lo que quieran, estoy cansado y tengo hambre además necesito un baño…-comento con el mismo tono, aunque ahora un poco más molesto acercándose a Annen hasta quedar a su lado, mirando a todos con desafío y estos guardaron silencio, haciendo llegar el carruaje del rey, para que pudiera subir con su acompañante al que le pidió que le siguiera dentro sonriéndole solo a él por el momentos, tenía que sentirse afortunado aquel apuesto oji azul, tenia al rey completamente a su favor, no sin antes recibir una advertencia de que tendría que explicar cada cosa hecha en esa tarde, fue así que el carruaje tomo camino a palacio, dentro un agotado Arjen miraba por la ventanita dando ligeros suspiros de vez en cuando.

Mientras el carruaje avanzaba la mirada de Arjen seguía perdida en el paisaje de esos bosques verdes y el viento que continuaba soplando con fuerza protegiendo ahora el carruaje donde iban aquellos dos, sintiendo como claramente el otro se acercaba a él, y como su cuerpo reacciono en un pequeño escalofrió, ya que las palabras de ese joven le seguían retumbando, nunca había pensando tanto unas palabras ni mucho menos imaginarlas a aquella magnitud ¿Qué le pasaba al rey del viento? Estaba… Ansiando por un abrazo sincero, simplemente uno diferente a todos los que había obtenido desde que fue muy pequeño…

-Oh… no te disculpes está bien… no me molesta en realidad…-dijo de manera tranquila mientras giraba su rostro lentamente hacia él, logrando de nuevo verle, ahí tan apuesto como cuando le vio en aquella taberna, escuchando al poco aquellas palabras por su parte de las cuales sonrió un tanto divertido, atreviéndose ahora él a llevar una mano hacia esos largos mechones rojizos, pero entonces y tras seguir escuchándolo su rostro volvió a enrojecer bajo la luz de la luna, ese joven de rostro seductor volvía a decirle eso tan claramente vergonzoso, su mente de nuevo imagino cosas que provocaron el claro nervosismo y el claro caer de esa personalidad que hacía unos minutos había obtenido frente a los demás –Bueno… no me molestaría pero no sería correcto en realidad… además podría prestarle algo de ropa y…-sus siguientes palabras fueron apagadas por el siguiente comentario ajenos, mirándole de manera sorprendida a esos ojos azules tan profundos como las aguas de Amane –No… me desagrada la idea tampoco pero… no, nos dejarían hacer eso… bueno, dejarle a usted entrar a mis aposentos así como si nada yo…-suspiro nervioso bajando levemente la mirada, tenían poco tiempo ya pues el carruaje ya había entrado a los dominios del enorme palacio Yo estoy bajo vigilancia todo el tiempo, temo que no sería posible eso..-comento con cierta desilusión, volviendo a mirar hacia un lado mordiendo sus labios con cierta frustración.

El rey como hasta el momento volvió a sonreír a su compañero de carruaje, dejando ver una tranquilidad con él que minutos anteriores había perdido frente a todos sus consejeros que como siempre les importaba mas lo que diría el pueblo a lo que el realmente sentía respecto a todo… No podía quejarse así era y seria siempre mientras él estuviera en el trono.

Sorprendido se mostro su rostro apacible cuando sintió aquel beso, llevando casi de inmediato sus manos ambas a sus labios cubriéndoles un poco, demasiado avergonzado por ello; podía ver que el caballero a su lado era mas atrevido y se veía mas experimentado en esos temas que él mismo; debería tener vergüenza que alguien más le enseñara…. O intentará enseñarle, ya que las insinuaciones seguían llegando a su ser, haciéndolo estremecerse como un adolecente. –Bueno joven Annen no entiendo porque tengo que ser yo quien vaya a buscarle a sus aposentos siendo que yo soy el dueño del castillo…-trato de sonar menos nervioso y hasta un tanto coqueto hacia el otro tratando de no verse nuevamente intimidado por el guiño del contrario, mirando ese perfecto perfil que poseía, en verdad que nunca había visto a ningún habitante de Annwn tan apuesto como lo era Sir Annen.

Luego de un momento la voz de su cochero se oyó anunciar que pronto estarían a las puertas de palacio, donde seguro también los sirvientes estaban preocupado por su repentina desaparición –Así que… Si desea.. estaré en mis aposentos cenando tal vez el doble de mi comida habitual, aunque… pediré que de igual forma le atiendan como a usted mas le agrade…-dijo antes de que el carruaje se detuviera y el joven cochero fuera a abrir la puerta de este ayudando a salir al rey de los vientos, este esperando a que el de rojizos cabellos y su ahora acosador personal saliera.

Entro entonces al castillo, su paso lento elegante siempre prevaleciendo mostrando su fortaleza a pesar del cansancio que su cuerpo sentía en aquel momento, nunca se había sentido como hasta ese momento, habían sido muchas cosas emociones sentimientos que él había creído muertos o demasiado encerrados como para salir…

Pronto llego el momento en que él y el caballero de Annwn tuvieron que separarse, pidiendo estrictamente que le atendieran lo mejor posible, no quería saber que lo mal atendió o le hizo falta algo, porque se las verían con él y sabían que cuando Arjen se enojaba enserio debían temer. Arjen por su parte se dirigió al salón donde normalmente se juntaban sus consejeros y él comenzando a escuchar todo tipo de reclamos y lo que pudiera haber pasado si ladrones o asesinos enemigos le hubieran capturado, el rey del viento solo fue capaz de seguir escuchando de atenerse a cada enojo, regaño y sobre todo a que su seguridad seria duplicada; luego de unos minutos tal vez un par de horas Arjen fue liberado llevado a sus aposentos con tres guardias tras su espalda, en el camino comenzó a pensar en cómo estaría su invitado, si ya habría caído rendido ante la cama o si seguiría andando por ahí curioso en castillo.

Cuando estuvo en su recamara, lo primero que hizo fue deshacerse de la ropa que llevaba puesta, se dirigió al baño, colocándose una bata y luego sentándose en la orilla de su tina comenzó a llenarla, jugando con el agua que comenzaba a acumularse en aquella estructura de porcelana, elegante como toda su habitación, ya que el baño estuvo listo Arjen entro dentro del agua suspirando complacido por el dulce tacto del agua sobre su piel cansada, acalorada disfrutaba bastante de esa fresca tentación, sin esperar por el momento nada o nadie…

El rey seguía disfrutando de su baño, cada musculo se relajaba con el sentir del agua cálida su cuerpo su completa anatomía, sus brazos descansaban a cada lado de la bañera mientras que sus orbes amables estaban ocultas bajo esos parpados… Todo por el momento era tranquilidad aunque de cierta manera no podía olvidar la sonrisa y esos ojos penetrantes de aquel caballero que hoy había tenido el honor y la dicha de conocer…

De pronto aquel silencio y su privacidad fueron interrumpidas por el sonido de esa varonil voz que hacía unos poco segundos su mente estaba de nuevo recordando, Arjen dio un salto de sorpresa en la tina, haciendo que el agua en ella cayera con ese sonido característico sus manos se alzaron hasta colocarse sobre su rostro quitando el agua que en él había –¿Anne? ¿Annen eres tu?-cuestiono algo inseguro apenas levantándose un poco de aquella tina que solo unas casi traslucidas cortinas cubrían su virginal anatomía real.

Sin moverse de su lugar, espero alguna respuesta, se sentía mas que nervioso nunca creyó que en verdad aquel pelirrojo fuera a buscarle, mucho menos que burlara toda la guardia hasta llegar a su habitación, su respiración podía escucharse en ese silencio entre ambos, su cuerpo que temblaba hacia que el agua sonara, poco a poco volvió a bajar su cuerpo, ocultándolo bajo la espuma de la tina –Si… estoy en la ducha… ya… casi termino..-susurro esto último apenas audible, pues dudaba que de verdad fuera ese hombre, pensaba que quizá su mente ansiosa por ese tacto corporal contraria le estaría jugando una broma de mal gusto.

Un largo suspiro salio de los labios del soberano, dichoso de poder escuchar aquella voz que desde que le escucho le pareció de lo más varonil y atractiva; ¡Que rayos le pasaba! ¿Porque le pasaba eso ahora? Después de años en los que jamás pensó en algo así... Ni por su mas loca idea había cruzado su mente el, ser atraído por un hombre a esa magnitud desearlo al punto de querer sentir su calor y el tacto de su piel junto a la suya, en suaves roces lentos casi mágicos, ser guiados por el cómplice viento en una suave protección...

-Me alegro que seas tu... pero.. -no pudo terminar su frase pues la risa le gano una risa nerviosa de imaginar como le había hecho para librar toda la guardia, bueno, que mas daba por ahora solo se dejaría llevar, sentirse todavía libre hasta que aquel chico de rojizos cabellos se fuera del castillo, de su reino y sobre todo de su vida, volviendo a ser la misma de siempre, como si nunca lo hubiera visto. Lentamente su cuerpo volvió a sumergirse sobre la tina llena de espuma cubriendo la mayor parte de su cuerpo con hasta el momento única intención de seguir lavándose, luego de acomodarse una de sus manos comenzó a recorrer la puerta, esa única barrera que les limitaba a verse a los ojos, el perfil del rey pronto estuvo al descubierto, mientras que escuchaba esas ultimas palabras, tratando de verse lo mas sereno que podía, tener cierto control ante el loco palpitar de su corazón -¿quieres ayudarme? Bien adelante, puedes hacerlo Sir Annen...-declaro con ese tono de gobernante, haciéndose la idea de que aquel joven tomaría el lugar de la chica que antes ayudaba en su aseo y vestimenta, permitiéndole del todo acercarse, calmando aquellos suspiros - También... ¿Esto lo haces con tu rey? o otra persona quizá...-sus ultimas palabras casi fueron un susurro, recordó al joven castaño que conoció también ese día y la manera de actuar de su ahora acompañante con el, aquel joven experimentado...

El solo era un soberano, comenzaba a pensar que solo había esa razón para tratarle así, trataba de imaginarse otra situación, una en la que él fuera un simple plebeyo, ¿Se comportaría igual?

Mientras se acercaba aquel hombre a su cuerpo, este comenzaba a temblar suavemente, nervioso preguntándose aun porque aquellos temblores, solo era otro hombre acercándose a él, otro que le hablaba… No, en realidad era el primero que le hablaba de aquella manera que se acercaba de manera tan terriblemente seductora con esa mirada azulina tan profunda que simplemente podía hundirse en ella.

Escuchaba la respuesta a su último comentario ¿en verdad era así? ¿Solo con él ha sido así? No, no podía creerlo aquel hombre se veía mas que experimentado, codiciado algo que pudo notar esa misma tarde cuando fue el propio Annen quien se acercaba como un lobo hambriento a ese sirviente por ello Arjen se obligo a dejar esa tonta ilusión y simplemente sonreír ligeramente sin ya poder comentar nada al respecto, de cierta manera él haber caído en aquella cuenta de no ser el único hizo que su nerviosismo, aunque parcia ser que eso no podría durar demasiado pues poco después vino ese ataque vocal al que el rey de inmediato respondió con una mirada entre avergonzada y sorprendida notando por fin la toalla que le esperaba y la que duro unos cortos segundos antes de, colocar sus manos a cada lado de la tina, antes de impulsar su cuerpo hacia arriba dejo escapar un claro suspiro casi un leve gemido tranquilizador.

-Sir Annen… no diga esas mentiras, yo no soy lo que usted dice… -declaro con voz algo mas apenada, todo su porte real de nuevo se había perdido ante su contrario, estando ya de pie frente al otro, bajo su rostro con ligereza con la única intención de ocultar su claro rubor –Aunque… Agradezco ese halago… ahora veo porque muchos jóvenes le buscan o desean estar con usted… sabe cómo tratar a las personas para que se sientan únicas… y especiales, en verdad sabe tratar muy bien a las personas…Estoy mas que seguro que existen personas mas hermosas que este servidor-con estas palabras, una suave sonrisa se vio acompañada esa mueca ya tan dedicada a su apuesto pelirrojo, caminando un poco hasta poder salir de la tina y pegar su cuerpo a la toalla que le ofrecía el otro, girando suavemente su cuerpo para así dejar su espalda pegada a la tela suave de aquella prenda esperando que el contrario la cerrara alrededor de su cuerpo.

Arjen trataba de verse tranquilo, que su cuerpo dejara de sufrir aquellos escalofríos que nacían desde su nuca y estos terminaban donde la espalda perdía su casto nombre, entonces pudo sentir aquella nueva cercanía la respiración del mayor sobre su piel desnuda húmeda de sus cabellos aun corrían aquellas gotas de agua, esas que intentaban mojar la piel de su espalda esa línea en ella…

-Ah..-un claro suspiro mas audible que los anteriores se dio a notar al simple hecho de sentir esa zona endurecida del contrario contra sus glúteos sus caderas, en el rostro del rey hubo un nuevo rubor más intenso que los anteriores, estremeciéndose como un niño en aquel cálido y atrayente abrazo, por un momento pensó en detenerlo, alejarse de ese abrazo antes de que pasará cualquier otra cosa, antes de que sus deseos se vieran desbordados, entregándose por completo a los brazos de aquel hombre de fuego…

Arjen ya se sentía arder el fuego en su piel subía como un torbellino cubriéndolo por completo, mas aun cuando comenzó a sentir esos besos, haciendo que su piel se erizara, su rostro bajará tratando de ocultarse entre sus mojados cabellos –Mm…Annen… ¿Qué haces? -mordió sus labios suavemente, sus manos subieron de manera lenta hacia los antebrazos del otro que rodeaban su cuerpo, le tocaban de esa extraña manera sobre la toalla que le cubría, a pesar de que su mente le decía que le detuviera, su cuerpo su corazón y su piel hipnotizada se dejaban sumisamente de esas grandes manos.

Claro brinquito el que dio después la mano del caballero estaba ahí… en su intimidad y esta se erizo de igual forma imitando a su piel, esta vez había robado no solo un suspiro si no un extraño jadeo cálido.-An-Annen… -susurro bajo, quedándose estático en aquella posición donde perdía del todo.

De un momento a otro su cuerpo se sintió alzado por esos fuertes brazos, de inmediato y por la sorpresa sus brazos rodearon con suavidad el cuello del atractivo caballero, bajando su rostro ligeramente, dejándose llevar por él sin poner objeción alguna, se sentía halago, por cada una de esas palabras dichas por su acompañante –Adelante Sir Annnen…-susurro bajo, dejando ver una nueva tímida sonrisa en su rostro…
Aquel soberano tuvo que hacer uso de toda su fuerza y voluntad para no desplomarse frente aquel hombre, por sus atenciones dadas al secar su cuerpo de aquella dulce manera, avergonzando, realmente avergonzado de que viera su anatomía desnuda, mas aun por esa mirada que parecía querer atravesarlo, eran como claras descargas eléctricas que llenaban toda su piel nívea…

Los músculos de Arjen se contraían, cada línea de su cuerpo, frente al otro era solo un niño inexperto un virgen sin remedio que respondía a cada caricia o insinuación, poco después y ante un suspiro suave dejo que el cuerpo del contrario se acomodara contra el suyo dejando al fin sus miradas fijas una con la otra, permitiendo ahora que viera sus labios entreabiertos su expresión de un temor –¿De verdad? Deseas enseñar a este amargo…-trato de sonar divertido aunque mas que nada su tono era nervioso y por un corto momento su mirada ámbar se quedo clavada sobre esos seguramente exquisitos y suave labios, para poco a poco acercarse a esa boca, suspirando sobre ella antes de dejar que sus labios se rozaran contra los contrarios, cerrar suavemente sus ojos y perderse en el inicio de un beso inexperto temeroso… ¿Qué tal que no le gustará?.. Aquel joven se viera decepcionado …

El joven rey movía suavemente sus labios contra los otros respondiendo a cada movimiento del otro, a sus besos suaves y expertos claros suspiros se ahogaban en aquella boca ajena, saboreando el dulce sabor del otro sentir ese tacto en su piel le hacía estremecerse, temblar de placer de impaciencia por un poco mas de aquel nuevo sentimiento que crecía, este se acoplaba a todo su cuerpo y provocaba que su vientre se contrajera de manera nerviosa…

Su mano se entrelazo con la otra a su petición el peli verde era como un muñequito en manos de su dueño, dispuesto a hacer todo lo que le pidieran-Mmm…-un gemido suave fue causado por la ligera presión de su intimidad contra el roce de las telas que aun cubrían la anatomía ajena Arjen tuvo que cerrar ligeramente sus piernas, temeroso de nuevo, aun su mente pensaba demasiado pero si su cuerpo de dejaba guiar por el otro, llegando hasta su suave cama, sentándose lentamente en ella, abriendo sus labios para el caballero que por esa noche al menos había accedido a ser su amante, a ser el primero que tocara su cuerpo de esa manera, que fuera el primero en besarlo, en hacerle estremecer como un niño envuelto en la lujuria.

En su cuerpo ya comenzaba a notarse aquella palpitación ese punto que se endurecía por causa de sus caricias –Annen… no… no deberíamos hacer esto…-alcanzo a suspirar tras una leve separación que aquel hombre le permitió usando poco a poco su lengua, y al poco sus manos subir por el cuerpo fuerte, bien formado de su caballero de roja cabellera, dejar que sus dedos se presionaran en sus hombros sus omoplatos su espalda, poco a poco entregándose un poco más a él, a olvidar, dejar que su mente se pusiera en blanco y solo dejara al pecado actuar por él, aquella habitación fresca por su poder iba convirtiéndose en llamas, absorbida por un fuego pasional que lentamente iba creciendo y que solo esas paredes y la cama donde ahora estaban aquellos cuerpos calientes iban a ser sus testigos…

A pesar de saber que no podía continuar con eso, de que él como soberano de aquel reino no debía tener algo con otra persona y mucho menos de un reino vecino ¿Qué dirían si se enteraban de eso? ¿Qué pensarían los demás de él?…

Y ¿si solo era una trampa de ese hermoso hombre pelirrojo? Una exquisita trampa en la que su cuerpo y su razón estaban siendo atraídas como la mosca a la telaraña; Arjen entonces arqueo su espalda ligeramente a ese sentir la vibración de todo su cuerpo de su piel erizarse al simple roce de esos labios, su manera de besar era simplemente exquisita, placentera el peli verde estaba subiendo al cielo en manos de ese otro –Pero… no puedo yo, soy el rey…ah..-alcanzo a decir antes de que aquel gemido saliera de sus labios sorprendiéndose de tal manera que llevo sus manos a sus labios cubriéndolos con fuerza, tratando de evitar algún sonido más de esa magnitud, aunque el sentir aun esos besos, el recorrer de sus dedos sobre su piel solo formaban mas de esos gemidos de placer que comenzaba a desbordarse por él –Se... Siente extraño sabes.. ahh… ¡Ann-Annen!-gimió aun más fuerte, sus pezones ya también mostraban esa dureza, siendo marcados por la boca ajena húmeda, no había placer más grande que eso y este aumento aun más cuando esa cálida cavidad atrapo su miembro, un escalofrió aun mayor le atrapo, arqueando su espalda moviendo en un respingar sus caderas…
-¿Por qué, porque mi cuerpo reacciona así?...¿Que me estas haciendo Annen? Esto...Mmm..-esa cuestión fue mas para él que para el otro, dejándole hacer a su gusto, perdiéndose poco a poco aun cuando el otro se separo de él su piel seguía temblando a necesidad de aquellas atenciones, esas caricias contrarias, deseaba un poco mas…. Su mirada pues se alzo un poco pudiendo observar la anatomía contraria, sonrojándose de inmediato era hermoso… un hombre verdaderamente apuesto y ahora estaba con él.

Él el soberano del reino de los vientos estaba ahí siendo acariciado falsamente amado como nunca lo había sido y quizá después de eso ya no lo seria, así pues siendo guiado por las manos ajenas del otro, sonrío amable, asintiendo a lo que le decía dentro de los siguientes momentos sus dedos largos se entrelazaron en aquellas suaves hebras como el fuego, tocándolas recorriéndolas sus caderas marcando un ligero vaivén mas mordiendo sus labios con fuerza ahogando en su garganta cada gemido que amenazaba con salir inundar aquella habitación…

Arjen echaba su cabeza hacia atrás en cada succión, ya dejando esta vez que los suspiros salieran los gemidos de su garganta, permitiendo saber al otro lo bien que se sentía con sus atenciones, su cuerpo iba acostumbrándose soltándose un poco más, pidiendo casi a gritos de más de esas atenciones por parte del pelirrojo, sus mismas manos se movían con más insistencia sobre los cabellos de Annen….
Del simple hecho de escuchar sus palabras toda su piel se erizaba en exquisitos escalofríos cada palabra que de esa boca salía le calentaba, casi al punto de rogar por un poco mas de ese exquisito placer las piernas del rey se contraían al igual que su vientre, en su miembro se podía sentir una clara humedad, le dejo se paseara por su vientre su pecho que gustoso lo recibía,–Ahh... Annen.... mmm…-alcanzaba a susurrar, su pecho que subía y bajaba agitado, esa mirada ámbar ya un tanto nublada por la lujuria que iba creciendo…

Ese hombre le estaba volviendo loco, tratándolo de esa manera, recorriendo su cuerpo de esa forma tan única –Yo… también lo deseo… Annen...-gemía abiertamente su nombre, removiéndose sobre las suaves sabanas, en su rostro aun marcado ese color carmín, que le daba un aspecto frágil inocente, temblando por esos roces de sus entrepiernas, si seguía así aquel rey inexperto se correría con fuerza, luego de ese momento, pudo volver a concentrarse o eso al menos era lo que deseaba pues en realidad ya su mente no congeniaba con su cuerpo, eran dos cosas totalmente diferente ahora, solo pudo notar como la mano del mayor bajaba por entre sus piernas, tocando aquella virginal zona que se sentía igualmente húmeda, que como era de esperarse robo otro jadeo mas al tiempo que sus caderas se alzaban cerrando sus ojos –Si… si quiero, sentirte por completo quiero que me enseñes… me guíes a algo que no se…aahhh…pero en verdad ¿quieres hacerlo conmigo?-se sentía inseguro, un tonto adolecente en su primera vez… Si como el pelirrojo lo decía, era su primera vez y tenía el miedo y los nervios de que cualquiera sentiría, esa voz en su oído…

Tan cálida, tan varonil y exquisita –Tómame… Annen… tómame aunque sea por una noche…engáñame ¿sí? Y déjame sentir lo que… otros dicen placer o amor...-susurro entrecortado pues su agitación ya no le permitía del todo hablar, su mirada se poso solo por unos momentos en aquel rostro, dedicándole una leve sonrisa para luego volver a ocultarla entre sus cabellos verdes, conteniéndose de observar donde el otro le acariciaba, provocando mas sus temblores…