Algo de dinero para comer

De muy extensos cabellos azabache como la penumbra misma, arrastrandolos por las piedras que formaban aquel camino, los aldeanos solo esquivaban e intentaban amablemente de no pisarlo, sin contar a los curiosos niños que en ocasiones lo tomaban para ver si era real y admirandose seguian al curioso chico de rostro tranquilo y sonrriente cuando les encontraba a su lado, cantando una melodia para entretenerles y evitar que le hicieran travesuras.
Alros, cual era su nombre, gustaba mucho de los infantes ya que a ellos principalmente iba dirigido su talento, cuenta cuentos con marionetas, y ahora mismo buscaba un sitio donde poder sentarse, girando su cabeza a la izquierda, notando como todoa sombra y esquina ya ocupada por puestos se alzaban, repitiendo la busqueda hacia la derecha observó una zona pequeña con sombra y un tronco de madera especial para poderse sentar, buena suerte sin duda. Andando hacia ése lugar se sentó, tomando entre sus manos su larga cabellera y recolectandola a su lado como si se traase de vuerda, y de esa forma, dejando la mochila que se escondia en su espalda pequeña, abriendo la parte grande para sacar de su interior; hilo, aguja, tela, pelucas y botones, asi ponerse a coser unos cuantos muñecos, dejandolos sin personalizar, solo el esqueleto, asi cuando alguien se acercase, si deseaba una versión en miniatura de si mismo, podria rapido tenerlo listo para dicho cliente.
Mientras de la boca del titiritero solo seguía saliendo aquella melodía.

-All my life
There was just me and my dreams
And the days went tickin by
Like the beat of my heart

Spend my nights
Wonderin how it would feel
When the waiting would end
And tomorrow would start
Suddenly I see the light
Out of the darkness Im comin alive

So this is how it feels
Reachin for heaven
This is how it feels
Kissin the sky-

El sonido de su voz se interrumpió por los niños corriendo asustados, alzando su vista fuera de su muñeco para observar quien había sido el causante de tal temor en esos chiquillos, encontrando al responsable, túnicas negras y mirada pesada, podía denotar un aura oscura de pesadez y barreras internas en el sujeto sin duda. Las monedas cayeron a sus pies pero no las voltio a ver ni de por vista, lo único que miraba eran los ojos de aquel hombre con detenimiento.

-je... depende que clase de diversión estés buscando-

Mientras decía todo eso, sus manos rápidas se movían creando el resto de ese peluche dejándolo tal cual replica en un espejo, podría parecer al que tenía enfrente retándole, una persona, como la que ahí se presentaba no se podría entretener con simples marionetas sencillas, eso era seguro.

- ¿has escuchado la historia del hombre sin rostro alguna vez?....- recogió un mechón de su cabellera para empezar a manipular los brazos y pies de su marioneta nueva en el aire, casi como magia, pero era puro y genuino ilusionismo óptico. -dicen que era de buen porte, de gran admiración, pero a pesar de tan bello rostro este jamás desplego emoción alguna...excepto de muerte segura-

Spoiler:

Su sonrisa ligeramente misteriosa se izo notar en el rostro del chico, mientras movía sus labios para continuar con su narración casi poética por el tono de sus palabras.
Mientras la marioneta parecía caminar por el aire movido por los impulsos que el otro le daba en jalones ligeros.

- Las moralejas son para los vivos, los muertos en vida no necesitan enseñanzas, ¿no lo cree así?... este hombre sin rostro fue real, no hace más de 5 lunas que le conocí vagando en las afueras del reino, con su única preocupación de cuidarse de todo y cumplir sus anhelos… ooh si lo recuerdo, la noche en que nuestros caminos cruzaron, yacía en suelo mal herido por las garras de una bestia y a pesar de que mis manos intentaron ayudarle, el sangrado no paraba…seguía seguía… -

La marioneta de pronto es lastimada en una pierna y roto dejando ver un pañuelo rojo que funcionaba como sangre.

-intente llevarle en mis hombros pero fue inútil….aquel hombre no apreciaba ayuda alguna y era tan orgulloso de su porte que decía que jamás se dejaría ayudar… es mi destino, dijo él con total seguridad, mis pecados son revelados una y otra vez, me siento repetir la misma historia….estoy condenado acaso? Puedo pensar en expresar alegría y preocupación como usted lo hace ahora mismo?....-

Alros acerco su rostro al de su oyente para mirar más detalladamente esos ojos ajenos, profundizando y dramatizando su relato, sin dejar de mover ese títere con su cabello.

-todos pueden en vida hacer tales cosas joven, por favor no hable más, le dije para que no malgastase su vida, pero el me miro con ese rostro inexpresivo y pronuncio, me entregarías tu sonrisa para dejarme morir en paz?....- se alejo mostrando en otro mechón un muñeco de él mismo sonriente - …si eso es lo que desea joven…para cuando mi sonrisa mostré, aquel hombre de un parpadeo! –

El muñeco del cliente de pronto tenía todo el rostro rasgado y con el pedazo de tela saliente, se notaba un rostro desfigurado y lo único bueno y notorio fue su boca grande de exceso que comenzó a morder le rostro del otro muñeco.

-había perdido literalmente el rostro, me mordió con colmillos filosos pero no me desangraba….había sido besado por un fantasmal ser….comiéndose la energía interna de mi cuerpo hasta dejarme desmayado en suelo con miles de visiones espantosas de todos aquellos que asesino y comió en vida…..-

Los muñecos regresan a la normalidad mientras el titiritero se alejaba para sonreír comúnmente y hacer reverencia de despedida mientras los peluches hacían igual.

-oid oid todos mis chicos, cuando estés perdido en un bosque, no habléis con hombres sin rostro, puede ser que un día, roben más que tu sonrisa-

Su historia no pareció tener el efecto que esperaba en el joven pero no podría decirse que fue pérdida de tiempo, solo había sido algo que había sucedido, aunque eso sí, recogió las monedas que el había dado antes sin poder desprenderse aun de la sensación que esos ojos pesados y misteriosos habían dejado en su interior, mostrándoselas, las ya dichas monedas, a su dueño.

-no me gusta recibir un pago por una cara tan retorcida como esa, tome sus monedas, si no eh complacido a mi cliente ¿qué clase de servidor soy no lo cree?, si vuelvo a verle lograre sacarle aunque sea una sola emoción genuina y pura, así tenga que ser mjmj devorado entero señor-

con toda seguridad entrego esas palabras mientras le esperaba para que recogiese el pago, sentir que no pudo satisfacer a otro y pagado no...Jamás lo hacía, se sentía como mero pordiosero y eso no era agradable, el es un prestador de servicios, un artista y se negaría a tal pago.

-si no me las recoge o me dice de algo que pueda hacer para poder cobrarlo, entonces las dejare en el suelo para que no sean de nadie, soy terco así que espere que el persiga un rato para ello-

Rio un poco amablemente mientras aun esperaba que el otro accediese.

Spoiler:

Los labios se posaron de un lado al otro, feliz por la respuesta dada por aquel que tenia enfrente suyo, mientras denotaba como el cabello de éste se mecía por el viento con cada pisada que otorgaba. Con suma rapidez recogió sus cosas dejándolas en su mochila no sin antes dejar los muñecos que ya tenias terminadas de algunos de los niños que antes estuvieron ahí, ellos le observaban desde lejos así que sabían que podrían tomar sus peluches tan solo el titiritero se retirase. Por fin con sus cosas guardadas, no le quedo más que tomar su cabello en brazos para poder correr, un pie y luego el otro sincronizados en un rápido movimiento para poder alcanzar al que no consiguió hacer reír ni con un solo gesto de sarcasmo.

- conozco a muchos que el dinero que me ha dado les serviría bastante, cuando los veas se los repartiré con gusto, pero hasta que eso ocurra, seguiré buscando al forma de hacerle tener rostro....-

¿En que estaba metiéndose? no sabía que aquel más posible que nada noble, si se enfurecía podía cortarle y nadie le diría nada?, llámenlo inocencia o ingenuidad, pero así era el carácter del chico, dispuesto a dar de todo por no verse vencido, orgulloso a su forma pero queriéndolo enfocar a en ayudar a quienes le interesaban, y estaba claro que el joven ahí, le había interesado bastante, no en grados mayores, solo interés curioso.

-¿mm dudo que me halle usted señor en un burdel, le cuento un secreto?... no pagan bien en realidad a no ser que sea uno que atienda nobles que no midan la propina ó sean tan descuidados que en pleno acto el chico o chica que les da placer les robe dinero, además para terminar mi breve introducción de ataque....usted no se ve como alguien que vaya a un burdel, disculpe mi atrevimiento pero no me gusta reservarme mis comentarios-

Afirmo mientras su sonrisa era algo traviesa, más sádica que inocente, con sus orbes rojos semi cerrados enfocándolos únicamente a su presa, y su labio curveado del lado izquierdo.

- ¿la vida a perdido realmente glamur o significado para usted señor? eso me dice su rostro, que descortés de mi parte oh!, no me eh presentado, me llamo Alros y mi apellido por mas vulgar como podrá decir usted, permanecerá desconocido, y el suyo?-

El golpe le había caído en sorpresa sinceramente, solo sintió aquella fusta pasarle con tal intensidad como el fuego mismo, ardiéndole la mejilla enrojecida por el acto y algo de sangre salpicada, ese señor si que sabia usar esa vara. Solo se llevo una de sus manos a la mejilla escuchándole hablar sobre no acercarse a él y lo del burdel “y ¿crees que me intimidas con eso? Vengo de peores lugares” pensó el azabache un momento mientras le miraba partir dentro de ese lugar prohibido, no pudiendo hacer nada más que sentarse en los escalones para trenzar su cabello….si por más extraño que se viese, trenzar su cabello siempre el distraía de cualquier dolor físico o psicológico. ¿En qué cueva de lobos se había metido?

-auuch, de verdad que sabe dar golpes…- sonrió aunque eso le izo sangrar ligeramente más dejando un rastro rojo bajando por la mejilla – Alros debes admitir que te lo ganaste por mm acosar seria la palabra? A un noble….en fin no soy de darme por vencido, lo intentare de nuevo más calmado cuando haya salido, siempre me llama la atención los difíciles de hacer reír-

Así fue cuando escucho al otro salir a buscar simplemente su caballo, y sin decir una sola palabra fue siguiéndole en silencio cual sombra, aunque, si aquel galopaba para alejarse sería difícil seguirle las hullas, pero nada perdía con intentarlo ¿o sí?

Una señal de esperanza aquel de buen ver le había demostrado que si podía tener otro rostro a pesar de que no sonriera aun, cerro sus ojos lentamente asintiendo de arriba abajo con su cabeza a lo de montar, la verdad sería la primera vez, había estado en las afueras pero nunca tan lejos y solo en una dirección. ¿Victima de su curiosidad? Seguramente así seria, pues tenía tanto por querer descubrir y enseñarle al dueño de ese caballo, hasta entonces se fijo en ese animal, tan majestuoso como su amo, por lo menos era el caballo más fino y fuerte que había visto por ahí, se acercó con cuidado de no acosar el espacio personal esta vez del hombre, un rasguño en su mejilla era suficiente para saber que tomo las riendas de la cercanía muy rápido y en esta le convenía ir despacio, acostumbrarse al estrecho canal que tenía por delante y no arriesgarse a perder sus aguas en el trayecto.

-solo si no le molesta, no tengo inconveniente por caminar señor, lo he hecho toda mi vida, pero, si usted me lo permite seria todo un honor-

Sus ojos rojos parpadearon varias veces mientras el otro le estrecho la mano para subirlo al caballo, la sorpresa de tan repentino cambio era sorprendente, aunque bueno, quizás era porque se había cansado de la situación o de que le rogase la sonrisa. Estiro su brazo para tomar la mano del otro y conseguir subir, aferrándose rápidamente a la cintura del otro cuando el viento chocaba contra él por el movimiento del animal. El cabello volaba pero en curvas cerradas, pues aun con su mano que había sostenido el mismo para evitar que se enredase en alguna rama o algo peor, lo último que deseaba era caer del caballo por su cabello.
Los árboles eran unos no vistos por él, la neblina le daba un aire de misterio y desconfianza a la zona, mientras el joven no fuese un asesino todo iría bien, pero…realmente no había motivos para matar a un titiritero ¿oh sí?
Se detuvieron y antes de poder siquiera preguntar en donde estaban sintió el jalón en sus 2 manos de parte del mayor quien le estaba amarrando para terminar bajándole del caballo y arrastrarlo literalmente hasta un árbol donde le inmovilizo atrapándole.

-...¿aggg el amarre es necesario? ¿Acaso teme que huya?-

Argumentaba el azabache nervioso de que le buscaba de donde sacar sus ropas, no creía que aquel hablase enserio sobre lo del placer y movía de izquierda a derecha sus brazos tratando de soltarse en un intento sin sentido, las cuerdas estaban bien atadas y no podría soltarse.

Nada era extraño para él en esos actos, ya había tenido la oportunidad numerosas veces atrás de realizar ese tipo de actos como bien lo había anunciado antes, pero, casi lo había olvidado, cumplidos fácilmente estaban 3 años que había dejado la costumbre por sentir el calor abrumador de su cuerpo tocado. O la sensación que dejaban de camino los dedos de alguien en su piel. A si mismo, las caricias del noble le despertaban su hombría dormida, palpitante de poco a poco y comenzando a erguirse cuando la corriente de sensaciones similares a un rayo, cerrando sus ojos en un solo movimiento y abriendo su boca para poder intentar no alterar su respiración tan pronto.
No importaba si sus actos atraían consecuencias en ello por la intensidad, muy oculto en su ser era la forma más satisfactoria....sentir que no tenia salida que no era escuchado, "¿por qué siempre soy así?", el bajo sonido de un placentero gemido salió por su boca, mas no deseaba rendirse así, mordió su labio para evitar soltar algo nuevo.

-mmmhh...-

El de cabellos azabache solo podía gemir por aquellos roces, impregnándose de una pasión que tenía tiempo sin sentir, dulce y tentadora como una melodía de sirena en pleno mar abierto, algo que podría durar todo el día si fácil el otro continuaba, pero no fue así, saco un cuchillo amenazante con lastimarle... los ojos del chico se abrieron mas sorprendido pero por alguna razón aunque asustado, no tan preocupado, algo en su interior le dictaba que no debía temer, que nada sucedería fuera de un simple susto. Así sucedió, el alto noble de pronto le beso en los labios, labios que contesto saboreándolos y mordisqueándolos hasta que sus manos fueron liberadas y el otro había desaparecido de pronto.

-acaso fue..... ¿Otro no vivo?.....-

se pregunto sin averiguar cómo fue aquel capaz de desaparecer tan rápido y extrañamente, pero el ruido de que alguien se aproximaba era más raro, así que con sus ropas, solo las tomo colocándoselas bien tratando de recomponerse y conseguir la tranquilidad que tenía antes.
Tras terminar de vestirse, peino su cabello un par de veces con sus dedos, solo el que le alcanzaba la espalda pues lo demás seguía tirado por todo el césped del bosque, y ya que no veía al otro con intenciones de regresar se encamino un poco quizás a donde estaban los galopes quizás no, solo sus pies lo dirían o si alguien interrumpiría su caminar.

Spoiler:

Spoiler:

El caballo blanco del alto caballero se hizo presente, cortandole el paso al desporlijo y presuroso muchacho de largos cabellos.
Su belleza taciturna y suave, sus rasgos finos y profundos, su aura y su aroma...era un amanense...no le cabian dudas.
Se bajó del caballo porque vio su ropa maltratada a medio poner y su cabello algo desprolijo, ademas de las marcas rojizas en sus manos y la estela de un caballo, que conocia bien.

- Joven, no me tema...es que habia visto en cercanias al siniestro caballo de un hombre no muy querido en Amane, y temia que estuviera por hacer una fechoría...-
Dijo en su tono suave y profundo, siempre calmo, haciendo una leve reverencia al joven y acercandose, oculto tras su casco como siempre.

-...está herido?...esta bien?...-
Pregunto preocupado, extendiendo sus manos.

Arrastrando y haciendo ruido con las ramas que se enredaban en sus finos y bien cuidados cabellos negros como noche sin luna, hasta que se expandieron y cayeron por el brinco extraño de su dueño, asustado por como veía al otro, un caballero acaso? u otro noble? mientras fuese alguien que pudiese ayudarle a regresar al pueblo lo agradecería enormemente.
Reviso al hombre un poco buscando si no tenía la mano puesta en alguna arma y tras tranquilizarse con dicha explicación suspiro un momento aliviado.

-¿un hombre no querido?... no sé, si se trate del que pienso...pero descuide estoy bien...solo algo extraviado creo-

miro la mano del otro y luego sus orbes se retomaron a la vista de ese casco, alzo su brazo para tomar el del otro como aceptando la ayuda y luego con la otra empezar a enredar su cabello en el tronco del brazo libre.

-gracias por la ayuda mm...disculpe a ¿quién me dirijo?-

Spoiler:

Habiendole tendido su mano, con la otra se sacó la capa azul de la espalda y la extendió sobre una roca, ofreciendole sentarse un poco. Al hacerlo, le ayudo a envolverse en la capa, pues veia el clima demasiado humedo y frio y al joven demasiado desabrigado.

Sonrio ante la pregunta, aunque no se pudiera ver bajo su enorme porte y su tosco casco, sacando de abajo de la sillla del corcel, un pequeño cuenco de madera sellado con tapa. Lo abrió y le ofreció al joven té caliente para tomar.

-Sor Sir Winter, joven, es un placer conocerle, aunque no sean placenteras las circunstancias....-

Concedió con susurrante voz, pues vaya si era de facciones hermosas el joven hombre que tenia en frente, más él solo ocultaba lienas monstruosas tras ese casco blanco, emergiendo sin su proteccion, una piel fantasmal y enferma.

- Dejeme llevarle hacia el pueblo mas cercano, allí estará bien joven...joven...perdón, no escuché su nombre...-

Un caballero, si no era de profesión lo seria por modales sin duda, asintió aceptando sentarse y ser abrigado por la capa azul del joven alto que tenia frente a él, aunque le desconcertase tanto ese casco, pues no estaba acostumbrado a ver a otros con máscara de por medio.
Tomo en sus 2 manos el cuenco bebiendo algo del té para calentarse más, mientras oía con claridad el nombre y porte del otro.

-el placer es mío señor, gracias por la ayuda, no sé como pagársela-

Sonrió mientras bebía otro poco del té, admirando la afortunadas series de encuentros que había tenido el día de hoy, el joven serio y extraño, del que de por si no escucho su nombre no tenía ni como buscarle después en caso de ser necesario, y después este caballero andante Winter... un día que no fácil es repetido, estaba alegre de haberlo tenido porque su vida cotidiana en ocasiones era aburrida.

-Alros... Alros Duraheim, a su servicio jeje-

Winter ajustó la silla del caballo que comia un poco de hierbas silvestres, y volvio su figura hacia el jocen muchacho de escualidas extremidades, sonriendo cont ernura, aunque no pudiese verle la cara.

- Pues no me debe nada, joven Alros. Soy un caballero,y es mi deber el que estoy cumpliendo ahora...-

Dijo con cordial amabilidad y le tendio la mano.
-Esta listo para volver a sus pagos? O si puedo alcanzarlo hasta alguna dependencia, puedo hacerlo con gusto.-

Se ofreció,desviando su vista al camino, pensativo sobre la presencia de Vaalmir en aquellos lugares.

Los labios del chico se extendieron de cada lado mostrando su tierna sonrisa, las pestañas se unían inferior con superior cerrando los ojos para todavía darle un aire más encantador como en su blanquecina piel y suavidad atribuían que fuese, para solo negar suavemente con esa cabeza, meciendo el cabello que nacía de ahí y caía por la espalda de un lado a otro y detener su movimiento al llegar al suelo y continuar su trayectoria.

-agradezco su ayuda de verdad, pero con llevarme de regreso al pueblo es suficiente, soy viajero así que no tengo techo donde quedarme-

Se puso en pie aun arropándose de la capa del galante caballero y procurando no arruinarla pues se notaba que era de fina tela.
Abrió sus ojos de nuevo observando ese casco, quería realmente descubrir el rostro detrás de él, sin embargo, es obvio que no se podría ahí mismo, porque el otro chico con quien estaba, era seguro que estaría cercas o al menos lo suponía Alros, y si era el enemigo podría atacarle aprovechando aquello.
Como fuera, se acerco al otro para que le ayudase a montar al caballo para cuando estuviese arriba recoger su cabellera y aferrarse al caballero.