En busca del destino

Sus manos paseaban por las frutas pulidas y frescas de los puestos. No miraba a ninguna en particular, sólo, tocaba, sentía con profundidad.

Su rostro y todo su cuerpo estaban cubiertos por una fina capa con caperuza o "capucha", y su andar era lento y suave, silencioso, penoso, peregrino.
La gente pasaba y transitaba totalmente concentrada en sus vidas y en sus miels de problemas.
La gente simplemente pasaba, pasaba y pasaba.
Él se quedaba atrás, como se quedaba su alma en el tiempo, como se quedaba su corazón ante la adversidad. Hacia un par de dias que no probaba bocado, no porque el dinero le faltase, si no porque estaba inapetente. Tenia una bola en el estómago que le impedia sentir cualquier cosa, incluso hambre.

Comenzaba a hilar en su mente una teoria: Se estaba muriendo.
No de hambre, ni de sed, ni de una herida, si no,espiritualmente. Sus sentidos se atrofiaban, como si se entumecieran, y ya no podia encontrarse en el espejo. Su alma estaba desganada y marchitada, y por ello su cuerpo se encontraba en ese estado de inactividad, de letargo que lo imposibilitaba para ingerir alimentos, para recobrar energias.
El mundo era demasiado cruel con él.
Se quedó mirando las manzanas, en todo su esplendor. Era la temporada, decian por allí.
Las observaba pensativo, en el fondo las sentia quizas demasiado misteriosas. La manzana tiene forma de corazón, tiene el color del corazón, es dura, pero dentro guarda un elixir exquisito.
Porqué su corazón no guardaba aquel elixir? es que estaria agusanado?.

Y como cuando una pequeña gota de tinta negra cae al agua, y expande y comparte su oscuridad. Winter que tenia la empatia de su elemento, se sintió atraido sin certezas por aquel muchacho que miraba las frutas de manera ausente, como si su espiritu no estuviera allí.

Con mansedumbre, se dirigió hacia él y se colocó a su lado, tocando su hombro.
LLevaba su armadura y su cara cubierta, por lo que aquel valiente gesto de su parte no suponia algo de temer.

-Deseas una manzana?....-

Le pregunto susurrante el joven hombre, creyendo que quizas el hambre lo tenia así.