Una escapada romántica (privado Arjen)

Arjen esa mañana se levanto temprano, tenía unas cuantas audiciones y luego una junta con sus consejeros y el ejercito del imperio. Para el medido día estaba ya un poco cansado, enfadado pero sobre todo lo que más deseaba era ver a aquel caballero, que sacaba suspiros de sus labios de tan solo recordarle, sentir el roce suave de sus dedos sobre la piel que se erizaba de inmediato.
Luego de unas horas más Arjen estaba al fin libre, regresando a su habitación, emocionado pues podría al fin estar un tiempo con el caballero, sin hacer ruido entro en ella, siendo sorprendido por aquel acto de su travieso caballero que sin aviso previo vendo sus ojos, sintiéndose por un momento asustado; pues jamás alguien había hecho algo así con él.

Poco después fue conducido hacia las afueras del castillo, donde torpemente subió a un caballo –[coloe=green]Annen.. ¿Qué vamos a hacer? ¿A dónde me llevas?[/color]-pregunto divertido, sonriéndole en todo momento al pelirrojo.
Pronto aquel recorrido termino, Arjen sentía claramente el viento sobre su rostro, el sonido de las hojas de los arboles cuando el viento las tocaba, un día realmente tranquilo fresco, pronto sintió como el semental se detenía y la voz de Annen entraba deliciosamente por sus oídos, así pues y sin perder su sonrisa fue quitando lentamente la venda de sus ojos, encontrándose con aquel lago y la hermosa vegetación que les rodeaba.
-Annen… Es hermoso…-dijo en un ligero suspiro, estando fascinado con los que sus ojos veían, nunca antes había estado ahí ni mucho menos tan cerca de un lugar como ese –Pero… no podemos estar aquí, ellos vendrán y podrían, pensar que tu…-decía esto mientras ladeaba su rostro observando al pelirrojo detrás de si, en esa misma montura, Arjen teniendo un aire triste pues él, no debía abandonar el castillo y menos sin una guardia con él. Dio otro suave suspiro y desvio su mirada hacia el lago de nuevo -Debemos regresar al palacio...

Le sorprendió escuchar aquella respuesta por parte del otro ¿no regresar? Arjen se preguntaba si sabia en verdad la fuerza que tenían esas palabras, pues estaba seguro que toda la guardia real, vendrían por ellos, y no muy felices para con el otro.

Tenía miedo, mucho miedo de perder a Annen, de que le quitaran aquella felicidad de la que aprendía cada día un poco más, sin embargo dentro de todo eso malo, había algo en las palabras del pelirrojo que le tranquilizaban, que hacían que su cuerpo se relajara y sus labios pudieran responder con entrega a esos besos. –¿Estás seguro que todo está bien?-pregunto una vez más, mirándole sonrojado –Estoy feliz de poder estar contigo pero…-bajo suavemente su mirada y tomo el rostro del otro entre sus manos –No puedo evitar el tener miedo de que algo te pase o puedan hacerte… pero si es contigo yo estoy bien, me hace muy feliz el poder ser solamente tuyo por una vez…-confeso preocupado regalando algunas caricias al rostro ajeno, para luego volver a girar su cuerpo sobre el caballo aun y mirar aquel bosque verde, tranquilo.

-Es hermoso… no pensé que esto fuera tan hermoso..-susurra luego de aspirar el fresco viento matutino de aquel lugar tan natural.

El rey sin dudar respondió aquel apasionado beso que su caballero le entregaba siempre fuerte, entregado sensual, le encantaba poder estar con él y las atenciones que recibía; nunca espero ser tan feliz después de estar tanto tiempo solo.

Antes las palabras de su caballero se sintió realmente avergonzado como siempre un tenue sonrojo apareció en sus mejillas mientras se acercaban a ese lago frente a ellos aun a caballo, Arjen solo pudo sonreír y asentir a sus palabras con suavidad –Gracias…. Gracias por ser tan bueno conmigo Annen… en verdad te amo -decia en un suave susurro, recargando su cabeza ligeramente sobre el pecho del mayor, mientras llegaban a la orilla de esta manera Arjen se irguió y bajo del caballo con delicadeza, caminando hacia el lago, extendiendo sus brazos en ese lugar para sentir el viento fresco rodearle por completo.

-Annen… ¿podremos entrar al agua?-pregunto tierno, girándose un poco para ver al pelirrojo, siempre sonriéndole, entonces Arjen se agacho un poco, sus vestimentas se expandieron elegantemente sobre el pasto verde y fresco, mientras llevaba una de sus manos hacia el agua apenas rozando esta con la punta de sus dedos, logrando ver algunos pececillos pasar cerca de su tacto, logrando que Arjen sonriera sorprendido, como un niño en su primera salida al mundo exterior.