| Regreso |

Aquella mañana el joven castaño se había despertado mas temprano que de costumbre, en el horizonte apenas se veía salir el sol de entre las bellas montañas, con ese ya era el 3er día de su viaje ya estando un poco mas cerca de su destino final; después de algunos años por fin se sentía digno de regresar a casa, a ese lugar donde sus padres y su hermano le esperaban o al menos eso quería creer; le emocionaba el simple hecho de imaginar los rostros de cada uno de ellos, de pensar el cómo se sentirían los abrazos cálidos tanto de sus amados padres como de esa persona a la que siempre había admirado su valiente hermano Hazel…

Su hermano, que podía decir de él, solo que era un joven trabajador responsable, fuerte; desde niño siempre quiso ser como él, deseaba ser la persona que pudiera defenderle ya que siempre había sido é quien lo hizo, de cierta forma ese fue un motivo por el que decidió salir de casa en busca de esa fuerza, Yuda deseaba tener el poder para proteger a los que amaba y tras varios años de viaje de duros momentos, al fin lo había logrado, siendo ahora un caballero, estaba orgulloso de eso, podría llegar con la frente en alto con su familia, mostrarles que ya no era un niño, si no todo un hombre que claramente podría defenderles de cuanto peligro se enfrentara, solo con el miedo de perder a uno de ellos en el intento de protegerles.

Su camino seguía por esos senderos verdes, ya no muy lejos se divisaban las puertas de entrada al reino de Ayvlen; en el rostro de Yuda se formo una sonrisa un tanto emocionada, sin perder más tiempo siguió caminando esta vez con un poco mas de energía se podía notar no solo en su rostro si no en cada uno de sus movimientos corporales. Pronto y tras haber traspasado la gran muralla que protegía el reino, se vio rodeado de las casas, las personas que iban y venían del mercado, del reino mismo haciendo sus compras del día. Entonces Yuda casi comenzó a correr, directamente a las viviendas, tomo la espada con una de sus manos para poder de esa manera obtener un poco mas de velocidad, llegando por fin a donde había soñado muchas lunas atrás, bien… Ahí estaba su hogar, su pequeña pero acogedora casa, el oji miel ya podía imaginar a sus padres su hermano dentro de ella ¿le recordarían acaso? ¿Aun sería bienvenido después de esos años en los que estuvo fuera? Muchas otras preguntas comenzaban a formarse en su cabeza, mientras lentamente se acercaba a la puerta, ya dispuesto a tocar… a esperar alguna respuesta…Emocionado, nervioso y hasta un poco de miedo, todo al mismo tiempo podía sentir en ese momento de espera…